A mediados de los noventa las editoriales roleras, por efecto directo del huracán Magic: The Gathering, empezaron a editar juegos de cartas coleccionables. Cuando la burbuja estalló, el sector rolero encontró otro atractivo: los juegos de batallas con miniaturas. Y un poco después, esta estrategia de diversificación (buscada o no) les llevó a publicar novelas.
Es verdad que los juegos de rol y la literatura siempre han estado relacionados, y no son pocos los que están basados en obras literarias, directa o indirectamente (El Señor de los Anillos, La Llamada de Cthulhu, Stormbringer o Pendragón son solo algunos ejemplos).
Sin embargo, y a pesar de esta relación, las editoriales roleras españolas nunca se habían aventurado a publicar novelas hasta este momento.
Una vez más, la pionera iba a ser JOC Internacional, la cual anunció para 1998 Cuentos del Lobo Blanco (sobre Elric de Melniboné) y la Enciclopedia Cthulhiana. Sin embargo, la quiebra de la editorial catalana en 1998 hizo que estos libros fueran publicados por La Factoría.
Y es precisamente La Factoría de Ideas la editorial rolera que apuesta más fuerte por la publicación de novelas (Cuentos del Lobo Blanco finalmente salió en 1999).
Así, La Factoría se convertirá en la editorial rolera que más novelas ha publicado hasta la fecha. Es de destacar también que no solo publicó novelas relacionadas con los juegos de rol (como la serie basada en Vampiro, La Leyenda de los Cinco Anillos u Hombre Lobo), sino toda una vorágine de obras que podríamos englobar dentro del género fantástico (ciencia ficción, terror y fantasía).
No vamos a enumerar todas las novelas publicadas por La Factoría (es un trabajo inmenso que intentaremos abordar en otra entrada), pero sí es importante señalar que, a partir de este momento, son bastantes las editoriales roleras que empezaron a publicar novelas.
Precisamente es por estas fechas cuando Ludotecnia publica sus dos suplementos / conjuntos de relatos: El lobo blanco y otras historias (para Ragnarok, 1999) y Arenas del infierno (para Piratas, ¿1998?).
Otra de las primeras fue Hastur ediciones, editorial rolera que en 1999 había publicado su juego de rol Ert. En 2001 publica su primera novela basada en el universo del juego: Alas grises, de Raúl Núñez Ríos, coautor del juego.
Ese mismo año Farsa's Wagon (la editorial que había publicado Fanhunter en 1993) también se siente tentada de publicar una novela, aunque esta no tenga nada que ver con su juego estrella: El Sopor de los Anillos. Además, la obra fue traducida por Salvador Tintoré y Jordi Zamarreño, ilustres y veteranos jugadores de rol. Es esta una característica que también se había dado ya con La Factoría, en la que encontramos varias obras traducidas por distintos roleros, entre ellos Óscar Díaz (M+D).
Proyectos Editoriales Crom y su sello Que Punto Es, la editorial que publicaba Aquelarre y Superhéroes Inc., también dedicó parte de sus esfuerzos en publicar literatura, y de muy variado tipo. Solo en 2002 publicó Clavos Rojos, la última aventura de Conan que publicó Robert E. Howard, tres antologías (Pulp! #1, #2 y #3) y Dentro del Obelisco, novela de David R. Barba basada en el juego de miniaturas Semper Fidelis (2002). Además, a esto podemos añadir los distintos Rolatos de Crom (solo de Aquelarre hay cinco).
En 2003 continuó publicando novelas, como Ichar, y el conjunto de relatos Las crónicas Ichar, ambos de Francisco Agenjo, autor del juego de rol Los Ichar, publicado posteriormente por Trasgotauro en 2009.
En fin, la moda de publicar novelas también alcanzó a Devir, que en ese mismo año publica dos novelas, Bienvenido Míster Alien y Barry Trotter.
Edge Entertainment también se animó (El Libro de los Zombies, 2004) y Devir publicó algunas más en los siguientes años, como Contra los gigantes, La montaña del Penacho Blanco, La plaga del hielo (estas de la serie "D&D"), Juramento de espadas, Las increíbles aventuras de Rex Stark y el holocausto secreto e Insurrección, todas ellas de 2004.
En resumen, tenemos que en un corto periodo de tiempo (1999-2003) son varias las editoriales roleras que apostaron por publicar novelas. Por supuesto, en los años siguientes hay más casos de editoriales roleras que han publicado alguna que otra novela. Por citar solo algunos de los más recientes tenemos El destructor de Mundos, de Juan Carlos Herreros por Ediciones Epicismo (2015), o A tanto la estocada de Ricard Ibáñez por Nosolorol (2020).
Sin embargo, el principio de esta tendencia (la de editoriales roleras publicando novelas) se sitúa en esos años. ¿Fue una casualidad? Precisamente por esas fechas la revista Solaris señalaba que nos encontrábamos ante un gran momento del fantástico en España. Quizá ese fue el factor determinante para hermanar la publicación de juegos de rol y literatura.
A priori parece algo lógico. Los narradores, directores de juego o como queramos llamarlos suelen ser antes que nada lectores. Al menos en mi caso y en el de mis amigos.
ResponderEliminarSí, es lógico pensar que al público objetivo de un juego de rol le pueden interesar también novelas y de ahí que los editores tomasen esa decisión.
ResponderEliminarLo que me ha sorprendido a mí es por qué se acumulan las publicaciones en ese periodo y no antes. Porque Conan, Elric y los mitos de Cthulhu siempre han estado ahí...
Por otro lado, la idea de escribir novelas para apoyar o expandir los distintos juegos (Alas grises para Ert, Ichar, los Rolatos de Aquelarre, Dentro del obelisco para Semper Fidelis o las recopilaciones de relatos de Ludotecnia), ¿esa idea no la tuvieron antes? ¿O el problema estaba en que antes no se atrevían los editores y ahora sí?
Supongo que esas ideas siempre habían estado ahí, esperando a agotar el filón anterior para sacar uno nuevo. No se pueden sacar todos los productos de golpe, hay que planificar las novedades para que la máquina no pare.
EliminarCuando el rol dejó de interesar, lo reforzaron con relatos.
Y anda que no me he leído pocas... empecé con las de Dark Sun por las cartas de Spellfire, Reinos Olvidados, Battletech, Vampiro, Warhammer 40.000 y un largo etcétera
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