Años noventa (qué menos). El Advanced Dungeons and Dragons parte la pana como ningún otro juego de rol y hay que sacarle el jugo como sea. No lo hacían mal: te vendían hasta las fichas de personaje en un libro aparte.
Eso sí, algunos suplementos eran esperados como agua de mayo por los aguerridos jugadores. Y por "aguerridos" quiero decir que lo que nos gustaba era matar, quemar, saquear y sembrar el terror. No es de extrañar, por tanto, que el libro que comentaremos hoy fuera de lo más popular.
(Como podéis ver, en los 90 había desalmados capaces de las atrocidades máximas como fotocopiarse suplementos en la oficina de su padre o incluso tirar los atributos a solas en su casa y traer la ficha hecha a la partida)
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