Como bien ha dicho el presidente de PayPal, es un hecho ya que la pandemia del COVID-19 o coronavirus es una catástrofe que va a entrar en todos los libros de Historia.
La muerte y la pérdida de empleo de nuestros amigos o familiares son dos de las consecuencias más negativas que estamos viendo, pero sin duda hay muchas más. Una de ellas es la privación de libertad que estamos viviendo todos.
Sí, para cuando leamos esto en el futuro: estamos encerrados en nuestras casas y no podemos salir excepto para comprar comida, tirar basura o ir al médico (y esto si es una urgencia grave). Y ojo, hay que salir solos.
Cuando te ves obligado a ir por comida compruebas que las calles están vacías y que el supermercado está lleno: la gente haciendo acopio de productos y todos con mascarillas y guantes ("por favor, respeta la distancia de seguridad de un metro" me dice la dependienta con razón). No puedes darle la mano a un conocido (¡y un beso menos, insensato!) y, cuando vuelves a casa, a desinfectar todos los productos... Sí, tampoco puedes ir a visitar a tu madre. Como digo, son días tristes.
Por supuesto que este confinamiento es por el bien de todos, pero a nuestros hijos les cuesta entenderlo.
También es verdad que la catástrofe del coronavirus nos está enseñando algo bueno, principalmente esa solidaridad que estamos viendo a través de la tele o ese hermanamiento con los vecinos (todavía desconocidos) que experimentamos todos los días a las ocho de la tarde.
En cuanto al rol, este arresto forzoso en nuestros hogares (¿jaulas?) también ha hecho que no pocos de nosotros hayamos puesto los ojos en eso de... ¿jugar una partida online?