lunes, 31 de agosto de 2020

20 años de American Psycho

Hace poco he vuelto a ver American Psycho, una película que, como todas las que me gustan, he visto no pocas veces.



Es una película que recomiendo en general, y que puede ser muy útil si estás pensando diseñar una aventura o campaña sobre un psicópata asesino. También puede resultar muy interesante si piensas dirigir Estrellas Anónimas (NSR) o Wamatse (Shadowlands, de próxima aparición).

Basada en la novela del mismo nombre (Bret Easton Ellis, 1991), American Psycho se estrenó en el año 2000.  A pesar de que ya tiene veinte años, en mi opinión no ha envejecido nada mal.



Yo resumiría en dos los motivos por los que la película sigue siendo interesante. El primero de ellos es el mundo que nos presenta, el de los yuppies y todo lo que les rodea (un sector de la sociedad totalmente alejado del nuestro), y en segundo lugar la ambigüedad con que termina la obra, que nos deja sin saber exactamente si el protagonista ha cometido los asesinatos o no.

Como hemos dicho, el mundo que nos muestra American Psycho es el de los jóvenes ejecutivos con un alto nivel de vida. Su protagonista, Patrick Bateman, es vicepresidente del departamento de fusiones y adquisiciones de Pierce & Pierce, aunque si quisiese no necesita trabajar, porque como nos dice un personaje, su padre es el presidente.


La novela (la cual recomiendo también) está narrada en primera persona (excepto unos párrafos cerca del final) y trata de reproducir el pensamiento del protagonista. La película, que es una genial adaptación, también lo intenta, con bastantes fragmentos donde la voz en off de Bateman nos muestra su pensamiento psicótico. 

Patrick está obsesionado con su imagen (tanto su cuerpo, como su ropa) y con los bienes materiales. Además, la envidia le corroe. Es este un mundo para nosotros desconocido, donde la comparación de las nuevas tarjetas de visita que se han hecho sus amigos se convierte en todo un drama para el protagonista.


De entre estos yuppies, hay uno que empieza a destacar por encima del resto, Paul Allen, que acaba de hacerse con la cuenta Fisher (una cuenta ambicionada por todos). Para colmo, Allen ha conseguido reservar mesa en el Dorsia, un lujoso restaurante de moda que se le resiste al resto...

Muerto de envidia, nuestro Patrick Bateman mata a Paul Allen y ahí es donde radica el otro atractivo de la película, la ambigüedad final que nos hace dudar si realmente se ha cometido este y el resto de asesinatos o solo son producto de la imaginación de un perturbado.


Esto último, que todo lo chocante sea producto de la imaginación del protagonista, asoma ya desde el principio, donde un contrariado Bateman insulta y amenaza a una camarera de un pub y esta no se entera: ¿no lo ha escuchado por la música tan alta o es que Patrick no ha llegado a gritar esas palabras? Para jugar con la ambigüedad, los insultos y amenazas que hemos presenciado nosotros los hemos visto en la imagen que nos muestra un espejo...

Otras señales que apuntan a que todo ha ocurrido solo en la mente de Bateman son la escena del cajero automático (donde la pantalla le indica que le dé de comer un gato callejero...¿?) o la de los coches de policía que explotan con un par de tiros de Bateman, donde incluso este mira sorprendido su pistola porque lo ve imposible.

Por último, tenemos la escena final con su abogado donde este afirma que es imposible que haya matado a Paul Allen pues ha comido con él en Londres... Esto, evidentemente, deja totalmente desconcertado a Bateman.

Sin embargo, a nosotros nos queda la duda porque a lo largo de la película hemos comprobado que, en este mundo de yuppies, es muy normal confundir las identidades (el propio Allen confunde hasta en dos ocasiones a Patrick Bateman con otro ejecutivo llamado Marcus Halberstram). Es más, el propio abogado confunde a Bateman con un tal Daves...


En fin, veinte años después la película sigue dividiendo a los espectadores entre los que creen que Bateman ha cometido todos los asesinatos que se ven (o incluso más) y los que creen que solo es un perturbado, pero que no ha matado a nadie (o a menos de los que se ven).



En definitiva, una película que hay que ver al menos una vez en la vida, con una excelente interpretación de Christian Bale, una banda sonora que le viene como anillo al dedo y con un final que te hará pensar y replantearte toda la película. 

1 comentario:

  1. Yo tenia un compañero de trabajo muy parecido. Y no es broma. Estas personas existen y no solamente en el mundo de las finanzas. Tengan cuidado hay fuera. Un saludo.

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