sábado, 21 de mayo de 2022

Susana Gil Castro no era un seudónimo

 La Pira de San Joan es una aventura a la que le tengo mucho cariño. Apareció publicada en el número 41 de la revista Líder y en ese momento no me llamó la atención que estuviese escrita por una mujer (una tal Susana Gil Castro). Acababa de descrubrir los juegos de rol y no sabía que había tan pocas autoras; de hecho, las dos aventuras que se anunciaban en la portada estaban escritas por mujeres (a la de Ragnarok, de Susana, se sumaba otra de La Llamada de Cthulhu, de Mar Calpena).

Con el paso del tiempo fui descubriendo que había muy pocas autoras españolas. De Mar sí seguí leyendo aventuras y otros artículos (era redactora de la revista), pero de Susana sí que no volví a ver nada más.

De hecho, con el tiempo llegué a pensar que el nombre de Susana Gil Castro no era más que un seudónimo que había utilizado Mar Calpena, cosa muy frecuente en la época (de hecho, en esa misma revista Ricard Ibáñez firma algunos artículos con su nombre y otros con el de Joan Constantí). 

Pasaron varias décadas y el año pasado tuve la oportunidad de entrevistar a Mar Calpena. Recuerdo que, entre bastidores, también le pregunté si Susana Gil Castro era un seudónimo suyo, pero me dijo que no.

Y así llegamos a este año, cuando un día en Twitter me da un Like una cuenta que tiene como nombre "@sgilcastro". Rápidamente le mando un privado preguntándole si era la misma Susana que había escrito La Pira de San Joan hace casi treinta años y... ¡bingo! 

Estuvimos hablando un buen rato, y es que Susana había tenido una vida rolera muy activa en la Barcelona de los noventa. En fin, había tantas cosas interesantes que decidí hacerle una entrevista. Espero que os guste.

 

Susana Gil Castro en 2022.
 


- Susana, muchas gracias por aceptar la entrevista.

Gracias a ti por hacer que toda aquella fantástica época no caiga en el olvido. De vez en cuando, los que jugábamos en esa época nos encontramos con artículos que nos despiertan ese gusanillo de volver a jugar, que nunca se acaba de ir… Por eso muchos tenemos guardados nuestro juegos de aquel momento como oro en paño, e incluso vamos adquiriendo de vez en cuando alguna novedad.

Así que la que está agradecida soy yo: nunca imaginé que nadie me quisiese hacer una entrevista por haber vivido lo que viví en aquel momento. Solo ahora soy consciente, leyendo blogs como el tuyo o hablando con jugadores actuales, que fue un momento excepcional, que nunca vi desde esa perspectiva. 😅 



- ¿Cómo y cuándo empezaste en los juegos de rol?

Bufffff… hace muchos años de aquello y no sé si recuerdo bien la fecha.

Debía tener unos 16 años. A raíz de una excursión de fin de semana con el esplai que frecuentaba, coincidimos con otro grupo de jóvenes de un casal de un centro cívico de Santa Coloma que estaban jugado alrededor de una mesa a un juego de mesa sin tablero y con unas fotocopias en papel escritas. Jugaban a D&D y me quedé viéndolos jugar embelesada. Todo chavales jovenes. Me invitaron a unirme por la noche y no me lo pensé dos veces, bajé en pijama y estuve jugando un rato con ellos. [estaba errada: fue el 11 de enero de 1991, en una casa de colonias de Gualba 😂] 16 años tenía, a punto de cumplir 17.

 

Esa primera Hoja de PJ.

 

De ahí me invitaron al casal de la Trinidad Vella, que se reunían para jugar. Y nunca podré olvidar esa primera partida. Al master le llamaban Mate y fue mi primera partida de verdad. Mate era un crack. Te hacía ver, literalmente, lo que pasaba. Solo recuerdo que me metí en la partida tanto que era incapaz de recordar la sala y los jugadores. Mi recuerdo es del dungeon y los PJ.

De ahí ya pasé a encontrar un grupo del insti que jugaba a rol, no recuerdo bien como fue la cosa, y me apunté al club de rol que habían formado. La Pifia se llamaba, en el Centre Cívic Zona Nord (Ciudad Meridiana).

 

Susana en el club de rol La Pifia.

 


- Por esa época había pocas mujeres que jugasen a rol. ¿Cuál es tu experiencia?

En la pifia éramos tres chicas. Creo que yo fui la tercera en apuntarme. Con el tiempo creo que era la única que quedó.

No recuerdo si ellas montaban partidas también. A mí, tras la experiencia con Mate, me apasionó la función de Master, y enseguida me interesé por ver cómo montar partidas. En el club de rol la gente era muy clásica, y a veces costaba sacarlos de juegos tipo MERP, Stormbringer o Star Wars; además, sobre todo jugábamos campañas. A mí me gustaba montar partidas improvisadas, de coger D20, sin reglas, y empezar una partida sin ni siquiera hojas de jugador. Así empecé con mis primeras partidas, intentando iniciar a cualquiera que se dejase y evangelizando sobre las bondades del rol.

El primer manual de rol que cayó en mis manos fue SAM. Y creo que es el que utilicé para hacer talleres de rol en el instituto durante la semana cultural. Dos años hice esos talleres y nos lo pasamos muy bien.

Me encantaba crear “una semilla” con cualquiera que tuviese tiempo y ganas, y me montaba películas con temas de misterio, terror, paranormal, fantasía… ambientadas en el mundo actual (de aquella época, claro) e incluso las hacía partir del momento que empezábamos a jugar…

Cuando descubrí que alguien había creado un juego que reflejaba parte del tipo de partidas que montaba, Mutantes en la Sombra, me emocioné y se convirtió en uno de mis juegos preferidos. Empecé a montar partidas de Mutantes y a meter temas paranormales y entonces apareció Ragnarok. Brutal… Muchas veces hacía partidas donde ambos juegos se fusionaban.

El primer juego que compré fue Mutantes en la Sombra y fue con el primero que me apasioné en comprar todo lo que iban publicando. [tengo que mirar cuales fueron los siguientes 😜]

Vampiro, Werewolf, Kult, Cyberpunk, Traveller… monté muchas partidas, muchas veces improvisadas.

El tique de cuando se compró la pantalla de Ragnarok en Central de Jocs.

 



- En tu caso, te gustaba más dirigir que jugar. ¿Por qué?

Después de estar con Mate, me costaba encontrar Masters que me metiesen en las historias que consiguiesen que el grupo de jugadores las viviesen como las primeras que viví yo.

Después de aquello he jugado campañas geniales, me encantaba jugar partidas largas, de días, donde tu personaje evolucionaba e iba por ahí, de aventura en aventura. Con los mismos compañeros o con nuevos. Como si fuesen películas con varias sagas. Esa partidas me entusiasmaban. Aún tengo por ahí hojas de personajes a los que les tengo mucho cariño, y no me importaría volver a jugar con ellos alguna vez. Stormbringer, Señor de los anillos, Rolemaster, AD&D, Vampiro, Shadowrun, Dark Sun son las que recuerdo con más cariño.

Yo era más de montar partidas cortas, muchas veces improvisadas. Las que preparaba, lo hacía a conciencia, partiendo de alguna realidad que había visto o de una noticia.

Me las anotaba como si fuesen una historia. La que me dijeron que enviara a Líder, "La pira de Sant Joan", tuve que hacer poco cambio, ya la tenía así escrita para mí. Nunca pensé que pudiese interesar a nadie. La envié porque alguien en un Día de Joc me convenció de que lo hiciese, no recuerdo si fueron los mismos de Ludotecnia o un colaborador que tenían en Barcelona, con el que mantuve contacto durante bastante tiempo (porque juraría que esa partida antes de que se publicase la escribí para un Día de Joc y posiblemente la jugué con ellos, pero no recuerdo bien si fue esa u otra).

Me preguntas que por qué me gustaba dirigir… Ver a los jugadores vivir una aventura que has inventado tú, que van por el camino que has marcado, sin forzarlo, que viven la partida durante el transcurso de la misma… que se emocionan con el final que les has preparado… no tiene precio. Muchas de las partidas que monté fueron así. O al menos las recuerdo así… El problema era encontrar jugadores. Mis partidas con algunos jugadores eran muy caóticas porque no tenían un camino cerrado y si no se metían en la historia les costaba llegar al lugar que les había preparado. Me pasaba mucho con los jugadores que eran muy "reglistas". Para mí lo importante era la historia y los personajes; para ellos las reglas… y a veces teníamos conflictos de interés :-P

Lo que más me gustaba es cuando alguien me preguntaba: ¿qué es eso del rol? Porque si tenía tiempo, no le daba una explicación, sino que les improvisaba una historia. Y vaya si lo acababan entendiendo. Muchas veces pedían más ;-)

 




- Además, no eras de las que se conformaban con las aventuras publicadas sino que creabas las tuyas propias.

Tal y como te decía, me gustaba improvisar. Me gustaba que las historias tuviesen un camino con un principio y un desenlace. Pero si los jugadores se creaban otra historia con un final mejor del que yo había imaginado, me encantaba llevarlos y acompañarlos hasta allí. Muchas veces las historias no las escribía yo, las hacían los propios jugadores. Solo tienes que saber escucharles. 

- ¿Cómo era tu club? Tengo entendido que organizasteis distintas jornadas.

La Pifia. Era el club al que iba, pero no sé si realmente nunca lo consideré "mi club". Me encantaba implicarme y jugar partidas con ellos, sobre todo campañas, pero me costaba montarles partidas. Por mi forma de dirigir, claro. Disfrutaba jugando las campañas que organizaban, pero a mí me gustaba hacer otras cosas además de jugar a rol, y a veces me faltaba tiempo para todo. 
 




Cuando organizábamos las jornadas de rol sí que era un disfrute. Venía muchísima gente y conocías gente nueva de muchísimos otros clubs. Era el momento de Mutantes y Ragnarok, ya que me costaba encontrar jugadores entre mi grupo. He hecho grandes amigos gracias a ellas. He recorrido diferentes clubs, y cada uno era diferente del otro: los juegos preferidos, el tipo de personajes, el como se metían en las historias, a qué horas preferían jugar… era todo un mundo. Si te movías un poco, descubrías que con unos tenías más afinidad que con otros. Y al final acababas haciendo grupos de gente para jugar, de diferentes clubs, para encontrar tu grupo perfecto. ¡No me he pasado noches en vela jugando en casas de amigos! Por cierto, creo que siempre era la única fémina en esas partidas y nunca me sentí ni discriminada ni acosada ni nada por el estilo. No éramos un grupo de chicos y una chica, éramos simplemente un grupo de personas. Siempre me sentí así. :-D



Noticia sobre las IV Jornadas del club La Pifia, en Líder #44 (noviembre de 1994).


El club se dividió en tres: Club de Rol La Pifia, el Cíclope Tuerto y la Asociación Juvenil Zona Norte.

Otra de las actividades geniales era organizarnos para ir a las jornadas de Día de Joc. Íbamos como club y era una locura. Yo creo que durante las jornadas no dormías ni una hora porque cuando salías de allí, acababas en casa de alguno de los que habías conocido, con algún grupo de jugadores, acabando o siguiendo alguna partida nueva.

Al final, con el club de rol La Pifia desconecté más cuando empezaron los Wargames y las cartas. Me gustaban, pero quería hacer otras cosas. Así que monté una asociación juvenil, en la que jugábamos a rol pero no todas las actividades giraban en torno a ello. Abrimos camino a otros juegos de mesa. Y empecé a descubrir el poder de los juegos de rol como una herramienta para trabajar con chavales de barrios marginados: Ciudad Meridiana, Bon Pastor, San Roque… El rol para mí tomó dos caminos: el de la jugadora/master que se divertía con ello y el de la monitora/directora de tiempo libre que lo usaba como herramienta de trabajo.

Creo que jugué bastante hasta el 99. Aunque después del 94, con lo del crimen del rol, jugar a rol fue una especie de lepra. Y costaba encontrar a gente nueva que quisiese conocer qué era aquello. Y con los jóvenes sobre todo, por el miedo de madres y padres.

En esa época hubo muchas jornadas, los Día de Joc juraría que empezaron en el 94, y jugué mucho a rol, pero sobre todo con grupos de amigos. En sus casas (si jugábamos de noche), en locales o en salas de Centros Cívicos (si lo hacíamos de tarde). 

 





- Rol en vivo tipo Killer en el instituto: ¿cómo fue eso?

¡Una pasada! Se organizaban dos equipos y teníamos un tablón de anuncios a la entrada del instituto donde poner las noticias de lo que iba ocurriendo. La partida duraba hasta que los objetivos se cumpliesen, ¡y eso eran días!

Jugábamos fuera y dentro del instituto, simplemente cumpliendo las normas de Killer.

De los dos equipos creados al principio, solo los master sabían sus integrantes. Tú sabías de qué equipo eras, pero no quién lo componía.

Además, empezábamos pocos y debías ir captando nuevos miembros para tu equipo, o contratar aliados. Además, tenías una misión concreta que debías realizar: normalmente era acabar con alguien del equipo contrario.

Los master contrataban asesinos
, que no pertenecían a ninguno de los bandos, para acabar con determinados miembros y dar más vidilla al asunto.

Y todo iba con puntos.

Imagina la situación: estás solo con una misión, no sabes quiénes son amigos o enemigos y no sabes si alguien quiere eliminarte. Era muy emocionante.

Por supuesto, seguíamos las reglas a raja tabla y si no se hacía había sanciones o eras expulsado del juego. Creo que nunca expulsaron a nadie.

No podías matar a nadie con testigos que no estuviesen jugando, no podías matar a nadie que no estuviese jugando, no podías poner la vida real en peligro de nadie en ningún momento ni provocar situaciones de pánico con gente que no jugase.

Y con esas premisas se tiraba adelante la partida. Imagina lo que era. Tú, con tu arma, sola ante el peligro… jajajaja. Intentabas no quedarte a solas con nadie, nunca se sabía dónde estaba el enemigo. Y cualquiera podía serlo 😉

Yo recuerdo liar a un profesor para que estuviese en mi equipo, e hizo uno de los asesinatos más épicos que recuerdo. Le di un arma, llamó al despacho a uno de los que yo sospechaba que era de otro equipo y cuando estaban a solas le sacó el arma de juguete y le dijo: "bang, estás muerto". El otro no daba crédito. Iba pensando que le iban a meter bronca por algo y lo que pasó es que le había asesinado un profesor, no sabía quién le había contratado ni cómo había acabado allí, pero como estaba jugando realmente lo eliminó y fueron puntos para mi equipo ✌🏻

Yo recuerdo cargarme a un amigo, que descubrí que era del otro bando, mediante una bomba. Compré una tarjeta de cumpleaños, de esas con música y modifiqué el mecanismo para meterlo en un sobre y cuando sacase el contenido sonase la musiquita. La envié por correos. La abrió, sonó la musica y leyó el contenido: "¡boom!, estás muerto".

Alguien ya había intentado matarle con veneno de contacto, tiza de colores rallada y metida en un sobre. Pero el asesino fue descalificado porque el sobre fue abierto por el padre del amigo, que abrió la carta y acabó con las manos manchadas de tiza; y eso en el juego significaba haberse pringado de veneno y morir de forma cruel (metafóricamente). El padre se lo tomó bien. Pero el “asesino” fue descalificado por matar a alguien que no jugaba.

La gente era legal y asumía sus errores. Y en un mundo sin móviles, el tablón de anuncios tomaba una importancia exquisita. Te informaba de como iba la partida, y si estabas atenta… podías averiguar quiénes eran jugadores 😉

A mé me mataron en una fila del cine, a oscuras, y lo hicieron de forma elegante. No esperaba que mi asesino fuese él…

Y así transcurrían las partidas de rol en vivo del instituto. El mundo entero era nuestro tablero.





- Además de eso, también estabas en un centro cívico. ¿Qué hacías allí?

Como ya he explicado, en el centro cívico estábamos desde el principio. Ofrecían salas a asociaciones juveniles y nos dejaban estar en ellas con la condición de que hiciéramos actividades abiertas. Venía a jugar quien quería. Las jornadas de rol las montábamos allí mismo, y el mismo Centro Cívico Zona Norte participaba.

Después, cuando monté la asociación junto a otros amigos, hice las prácticas de Técnica de Animación Socio-cultural organizando un casal de verano. Rol, excursiones, talleres, vídeos, teatro… fue interesante. Venían chavales de varios barrios de Barcelona: Canyelles, el Carmel, Trinitat Vella, Vallbona…

Éramos un grupo de amigos organizando actividades y que nos lo pasábamos muy bien.

- Por esa época en Barcelona hubo un gran movimiento asociacionista juvenil. Cuéntanos cómo lo viviste.

Fue emocionante. Teníamos la sensación de que conseguiríamos cambiar la cosas. El Ayuntamiento y la Generalitat apoyaba las entidades juveniles y daban bastante soporte. No sé exactamente cuándo cayó en picado la cosa.

Solo recuerdo que la asociación se disolvió. Muchos empezamos a no tener tiempo, por que necesitábamos trabajar. Habíamos pensado un proyecto para hacer un casal de entidades, donde pudiésemos trabajar y dar un servicio social al barrio, pero el soporte de la administración fue dilatándose y dándonos largas, hasta que lo descartaron. No podíamos vivir siempre siendo voluntarios. Y empezábamos a necesitar trabajar para ganarnos la vida. Poco a poco fuimos saliendo y quedándonos sin tiempo.

 

Ilustración de Álex Fernández para La Pira de San Joan.



- Hablemos ahora de La Pira de San Joan, tu aventura para Ragnarok de la que muchos tenemos un gran recuerdo. Según me has contado, su publicación en la revista Líder fue un poco por casualidad.

Sí. Nunca la escribí pensando en publicarla. A raíz de conocerla un contacto de Ludotecnia, me ofreció que la mandase a Líder porque me la publicarían. La idea era que saliese la aventura y unas reglas adicionales para mezclar Ragnarok con Mutantes en la Sombra. La aventura no era de Ragnarok, era de mis fusiones entre ambos juegos. Pero solo publicaron la historia. Me encantaron los dibujos que hicieron para ella y no tocaron nada de lo que yo había escrito. Me gustó. Lástima que se perdió parte de la esencia con la falta de las reglas y quedaron cosas raras, ya que se hacía referencia a un grupo de investigación que trabajaba en ambos mundos.

- Dirigirle una partida a los chicos de Ludotecnia, a los creadores del juego… Tuvo que ser flipante. ¿No te entraron nervios?

Solo recuerdo la sensación de pasármelo muy bien. No era consciente que fuese algo tan importante. Era un grupo más de jugadores. No recuerdo bien si les monté la partida de La Pira de Sant Joan, una de extraterrestres, una de unos cetáceos con poderes mutantes o la del chaval mutante que sometió a una ciudad alemana convirtiéndola en una fortaleza tipo fantástico-medieval. Pero sé que lo pasamos bien y disfruté. Si alguno de ellos lo recuerda, sería fantástico que me ayudasen a recordar 😂

- En 2020 incluso llegaste a jugar esa aventura como jugadora. ¿Cómo fue eso?

Fue un cúmulo de casualidades o causalidades. Se alinearon los astros, como a veces digo.

Me estaba rehaciendo el currículum y en un taller para actualizar LinkenIn nos daban consejos para actualizar la información.

Uno de ellos era que mirase qué resultado daba internet cuando me buscaba y me pareció interesante echar un ojo. Así que me busqué. Estuve mirando por curiosear resultados mas allá de las primeras página de resultados.

Y al cabo de unas cuantas páginas y un ratillo me aparece por ahí info de alguien que había adaptado mi módulo de Ragnarok que hice en la Líder hacía décadas. Ni me acordaba de él. Yo alucinando de pensar que alguien se había interesado en él tanto como para adaptarlo. Por ver qué decían, entré a mirar y me encontré información de unas jornadas online que funcionaban con una aplicación que ni conocía ni me sonaba: Discord. Unas jornadas que se hicieron un Halloween, pero no conseguí saber el año. Así que me registré en la aplicación para chafardear y me sentí vieja ante tanta novedad 😂
 
El caso es que después de entender como iba la app y de revisar la info, me doy cuenta de que las jornadas eran ¡ese mismo fin de semana!





 

Así que ni corta ni perezosa me inscribí en las jornadas y le envié un mensaje al máster, Barakataka:


“¡Ey! Solo saludarte para tener esta conversación a mano y poder localizarla fácilmente.

Si vas al canal de Halloweekend al chat de presentaciones, sabrás quién soy y por qué te escribo 😅

Soy Susana Gil y me ha hecho mucha gracia encontrar justo hoy, por puñetera casualidad, que en una semana organizas una partida basada en un módulo que escribí hace décadas en una Líder y que ni yo sé dónde la tengo. 😅

¡Me has dejado de piedra!

Además, pensaba que era algo que se había hecho en aquella época... ver que es de ahora... es más: ¡aún no se ha hecho!... eso ya me ha matado 🤯🤪

Me encantaría saber cómo ha llegado a tus manos La pira de Sant Joan. El por qué narices he llegado yo a encontrar esto, justo hoy, será un eterno misterio 🤯

A ver si en algún momento puedo pillarte conectado.

Estoy muy perdida con esta aplicación, pero aprendo rápido.

Espero ser capaz de volver a entrar 😂”

 Y sí, fui capaz de volver a entrar, me ofreció jugar y acepté. Hice de PNJ, de Anne. 

Me encantó jugar, y lástima que mi conexión de ordenador y wifi fue nefasta y se me colgaba cada dos por tres. Pero la idea de montar partidas online, y participar en una de ellas fue una sensación fantástica. Barakataka lo hizo genial y disfruté del momento. Le agradezco el haberme nombrado y que gracias a ello me encontrase ese regalazo. 

Y gracias a él descubrí que había más personas que habían hablado del módulo, como tú en Rol de los 90. Y parece que gustó. Y yo no tenía ni idea 😅 

 

- Pues sí, sí que gustó 😉 ¿Cómo describirías esas jornadas de ámbito nacional como los Día de Joc? 

Un no parar de jugar, de conocer gente. Poder hablar con autores y compartir momentos con ellos. Como ya he explicado más arriba, eran días fantásticos que no acababan al salir del recinto donde se celebraban. Continuábamos por la noches en casa de uno o de otro. Era un non-stop. 

 


- Con la llegada de los juegos de cartas coleccionables y el crimen de Madrid percibiste un declive. ¿En qué lo notaste? 

Sí, hubo un declive. Por un lado, el crimen de Madrid volvió recelosos a los padres de chavales jóvenes y a “los adultos” que no conocían el rol, en general. 

Los que jugábamos nos convertimos en unos frikis que éramos capaces de asesinar a alguien en cualquier momento. Corrían fotos en los medios de partidas de rol con cuchillos afilados sobre las mesas (¡cómo si jugásemos con armas!). Y los medios nos dieron muy mala fama. Nos convertimos en unos parias entre los que desconocían qué era, y se cerraban a averiguarlo. Pensaban que éramos una gran secta. 

Por otro lado, el auge de las cartas también rompió con la magia del rol. Lo llamaban rol, pero la forma en la que derivó su juego no lo era. El que tenía cartas más caras era el mejor. Muchos chavales y adultos empezaron a gastarse un dineral en cartas, que se revendían a precios abusivos. Yo vi a muchos dejándoselo todo por conseguir determinada carta. Era un negocio y, en mi opinión, muchos lo convirtieron en una ludopatía. Conocí gente que se endeudaba por conseguir cartas. Era una locura. Las cartas cotizaban a horas. En el Mercat de Sant Antoni había gente vendiendo cartas con una pizarra para marcar los precios del momento, que iban subiendo y bajando constantemente. Se ponían en contacto unos vendedores con otros para saber como estaba en el mercado. De verdad, impresionante. 

En las jornadas de rol las cartas empezaron a ser un buen negocio, movían mucha pasta. Y empezaron a desplazar al rol tradicional. Recuerdo que en el último Día de Joc todo el protagonismo fue para las cartas, en el edificio principal. Los clubs y partidas de rol fuimos relevados al edificio secundario y fue lamentable. Se perdió la magia.  

 

- Con respecto a la campaña de difamación de los medios a raíz del crimen de Madrid, tienes una teoría. ¿Puedes contárnosla? 

Mi teoría es un poco loca y conspirativa. El rol movía a los jóvenes, les hacía pensar, era un ocio sano y barato. Se reunían y lo pasaban bien. Se comunicaban entre ellos. Y además de jugar a rol, hablaban del mundo. De cómo estaba. De cómo se podía arreglar. Nos hacía soñar y querer un mundo mejor. No necesitábamos drogas, ni discotecas, ni consumir alcohol… y empezábamos no solo a jugar a rol, sino también a asociarnos para hacer otras cosas. Para pedir mejoras en los barrios, discutir con los políticos sobre qué necesitábamos… Mi teoría es que el rol no era un buen aliado del poder. No consumíamos tele, ni las revistas habituales… Teníamos nuestras propias fuentes, no estábamos alienados como otros jóvenes. Y cada vez éramos más… 

El crimen del rol empezó a crear jugadores y clubs de “malotes” que no eran como habíamos sido los jugadores de siempre. Los medios nos machacaron y machacaron el rol… Hubo una campaña brutal de desprestigio contando mentiras descaradas.

Mi sensación es que a partir de ese momento el asociacionismo empezó a decaer, los chavales que jugaban de forma sana enpezaron a dejarlo porque sus padres no les dejaban acudir al casal a jugar, y empezaron a salir jugadores patéticos que desvirtuaban aún más al rol. 

No sé. Les vino bien que se desintegrase. Mi teoría es que fue una campaña de desprestigio preparada. Interesada en que los jóvenes no fuésemos por ese camino peligroso para “el poder”. Jóvenes no manipulables, no consumistas; muchos éramos anti-capitalistas sin ni siquiera pretenderlo, que disfrutábamos con un libro, unos dados y una bolsa de patatas, sentados en un parque con un grupo de amigos sin nada más que hablar y montarnos nuestra propia historia.

 

- Y como la gran mayoría, hubo un momento en que abandonaste el mundillo. ¿Cuándo y por qué? 

Trabajo. Sobretodo trabajo. Llega un momento en el que necesitas dinero para independizarte. Y comienzas a trabajar. En mi caso, los horarios de tarde y nocturnos que tenía me alejaron de las partidas habituales. Aún duré algún tiempo mientras trabajaba, por las noches. Pero noches en vela pasaban factura. Llega un momento en el que no te apuntabas a una partida porque no ibas a poder seguirla, y luego a otra, y luego a otra. Y cuando por fin tienes casa, y un lugar para quedar a jugar, todos los amigos están en la misma situación, sin tiempo y cansados. Así que poco a poco te alejas, hasta que te das cuenta que han pasado 20 años sin jugar 😅. Pero tienes tus juegos guardados porque… ¡nunca se sabe! 

 

- Eso es: nunca te has desecho de tus juegos de rol y en los últimos años parece que te han vuelto las ganas, ¿no? 

Sí. Van pasando cosas a mi alrededor que me enfocan a que vuelva a empezar. Tuve un crío y buscando juegos descubrí que se estaban haciendo juegos de rol para niños. Así que me interesé y me compré Pequeños detectives de monstruos. Y durante el confinamiento descubrí al Detective Papaya, un gran master que estuvo montando partidas online para niños y me encantó acompañar a mi peque en las partidas.

Luego descubrí cómo se usaban las nuevas tecnologías para el rol y estuve haciéndome pajas mentales de como hubiese sido tener todo esto en la época en la que yo jugaba.

Veo muchísimas posibilidades con Twitch, Discord, Roll20, Foundry… Es todo un potencial brutal para el rol. Pero me hace sentirme viejuna, porque todavía no me aclaro demasiado con ello. Tampoco me he puesto en serio. ¡Me faltan horas! 

Me encantaría volver, pero aún no he encontrado el lugar ni el tiempo… pero el gusanillo cada vez me reclama más. ¿Quién sabe cuándo me dejaré llevar? 

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Nos despedimos de Susana y esperamos que, más pronto que tarde, vuelva a jugar. Mientras tanto, ¿llegasteis a jugar La Pira de San Joan? ¿Qué os ha parecido todo ese asociacionismo juvenil? ¿Vivisteis algo parecido?

 




13 comentarios:

  1. Como siempre, un trabajo excelente. Gracias por estas entrevistas tan interesantes. Y gracias a Susana por compartir sus experiencias.

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    1. ¡Muchas gracias, compañero!

      Como dije al principio, después de charlar un buen rato con Susana me di cuenta que tenía experiencias muy interesantes que contar y por eso pensé en la entrevista.

      ¡Menos mal que aceptó!

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  2. Un placer leer una vida tan rolera, a seguir con el peque

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  3. Molaria seguir la cadena y encontrar a Mate para entrevistarle...
    Por lo demás, gran entrevista a Susana, yo soy de Madrid pero viví esos años parecidos a los de ella.
    Su teoría conspiranoica sobre "el crimen del rol" es muy interesante... quien sabe...
    Si lee este comentario la animo a volver a jugar, con su hijo (ojalá) o sin él... los de aquella época estamos volviendo, a veces con nuestros hijos, pero sobre todo por nosotros, por volver a vivir aquellas partidas.
    Puede ser por Discord, Twitch, Roll20, Foundry... pero también puedes volver a jugar presencialmente... a mi es la manera que más me gusta.
    Para mi la atmosfera que se crea cuando hay varias personas reunidas en una mesa es insustituible... aunque las redes sociales han ayudado mucho en tiempos de pandemia, claro.

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    1. No creas que no me encantaria!!! Pero me falta tiempo 😅
      Tengo a una amiga de mi hijo persigueindome para que le monte una partida y la tenemos apalabrada para verano.
      Pero no descarto empezar de nuevo antes. Por ahora me he descargado y voy a imprimir el juego PbtA Gauntlet World, que me dejó “toa loca” que existiesen juegos así.
      Y como encuentre un horario decente que adjudicarme para mi solita, me lio la manta a la cabeza y reuno un grupo para unirnos o montar un club de rol. Se que cerca de casa estan jugando viernes tarde en un centro cívico… 😜

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    2. Esa anonimo de arriba era yo 😉
      Ostia! Encontrar a Mate sería un sueño. Y a algunos de los chavales de aquel grupo. Yo los volví a ver en el Centro cívico de Bon Pastor, al cabo de un tiempo. Pero luego les perdí la pista. Y no recuerdo el nombre de Mate ni de ninguno de ellos para localizarlos por redes.
      La ficha que usaban era del Club Sturmtruppers Wargames Club, pero no se si era de ese club o sólo reaprovechaba las fichas.
      Si alguien tiene contactos, sería genial encontrarlo ☺️

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    3. Sería genial!
      En Barcelona hay un monton de clubes y asociaciones de rol, o sea que no vas a tener problemas.
      Si alguna vez vienes por Madrid, tienes una asociación amiga para lo que necesites: Los Bukaneros del Rol.
      Un abrazo

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  4. Estoy seguro de que Susana volverá a dirigir y a jugar con su hijo. Todos lo hacemos ;-)

    Los juegos de rol son una droga fuerte :-)

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    1. Vamos… de esas que dejas pero nunca pierdes de vista… 😅

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  5. Que recuerdos. Fui uno de los miembros iniciales del Club de Rol La Pifia, máster de Star Wars del club y, por supuesto, también tengo todos mis libros, apuntes y tesoros todavía en casa. Grandes Partidas de Rolemaster, Rune Quest, Blood Bowl... Meriendas y risas, recuerdos y fotos, excursiones, partidas nocturnas de horas y horas, anécdotas que a dia de hoy todavía recuerdo y me sacan sonrisas. Una gran alegría ver que Susana, Nanil, también tenga esos recuerdos. Gran època, gran entrevista.

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    1. Se ve que lo pasasteis bien en La Pifia ;-)

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    2. Anonimo, si no estoy confundida creo que sé quien eres 😉 y curiosamente me acuerdo de tu apellido y no de tu nombre 🤦🏻‍♀️. Y si no estoy confundida me hiciste jugar a Star Wars con un Mon Calamari 😂🤦🏻‍♀️ 😂
      No me acordaba de lo de Nanil 😂 Vaya tela! Pues por ahí deben estar mis intentos de montar aquel juego medieval fantástico… en eso quedaron…
      Las partidas de Blood Bowl eran todo un acontecimiento… con las ligas y todos de público 😜
      Que recuerdos!!! Os seguís juntando? Seguís en la Meri?

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    3. Yo tengo muy buenos recuerdos. Y pese a que teniamos nuestras diferencias, lo normal siendo un grupo, nos lo pasabamos muy bien.

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