miércoles, 25 de septiembre de 2024

Zaragoza Nocturno: rol en vivo de Vampiro

A mediados de los noventa se jugó en Zaragoza una crónica de rol en vivo de Vampiro que duró todo un año. Las partidas se jugaban los viernes y sábados, por las noches evidentemente (los vampiros ya se sabe...). Sin embargo, hoy en día no creo que se pudiera hacer una partida así, y es que se jugaba en cualquier espacio de la ciudad, bares y pubs especialmente, ¡mientras salías de marcha!

 


 

Han pasado muchos años de esa crónica, pero hoy vamos a intentar recordar algunos detalles de esta macropartida tan especial. Para ello contamos con Mario Sopena "Batmario Zaragotham", que ha aceptado rememorar esas noches de rol en vivo por la Zaragoza de los años noventa... 

Como ahora veremos, cuando se empezó a jugar nadie tenía previsto que la crónica se alargase durante todo un año, y menos aún que llegasen a jugar casi cien personas, sino que surgió todo de forma muy natural.

En Zaragora se venían jugando partidas de rol en vivo de distintas temáticas y, "simplemente, cambió la ambientación". Mario recuerda que fue, principalmente, alrededor de 1997, y es que todavía no se había publicado el manual de rol en vivo que tradujo la Factoría en 1999: "Yo había visto publicidad americana de El teatro de la mente, pero aquí a España llegaba poco material de importación y a Zaragoza menos aún".

De hecho, como no tenían una versión oficial se hicieron ellos mismos su reglamento a partir del manual de mesa de Vampiro:

"El sistema de juego que teníamos era una simplificación brutal de las reglas. Se hicieron unas fichas a las que se le quitaron un montón de cosas que tenía la ficha oficial de Vampiro: la Mascarada. La ficha tenía un tamaño casi de cartera para poder llevarla siempre encima. Y las tiradas de dados se sustituyeron por contiendas de piedra, papel o tijera, a las que se sumaban los puntos de la habilidad básica por la que tirabas. Todo se intentaba rolear y las peleas, uso de disciplinas u otras cosas concretas eran las que se resolvían con el piedra, papel y tijera".

 


 

Como podemos ver por las imágenes, Mario aún conserva una versión primeriza de la ficha y del resumen de las reglas (previo a la corrección).

 


 

Como ahora nos detallará Mario, fueron muchos los jugadores que participaron, incluso gente que no era muy de jugar a rol en mesa:

"Había una base fija de gente que participaba siempre, unos 40 o 50, y luego gente que aparecía esporádicamente y los turistas del rol, gente que no jugaban nunca a rol tradicional, amistades a las que convencías para que probaran, en definitiva: gente a la que le resultaba más sencillo entrar al rol desde una perspectiva de combinarlo con salir de juerga en vez de echar la tarde alrededor de una mesa".

Una de las cosas que más me ha sorprendido es que se podía jugar en cualquier sitio, es decir, que la zona de juego no estaba acotada a un local en concreto donde todo el mundo sabía que se estaba jugando una partida de rol en vivo.

"La zona de juego era tan amplia como cualquier lugar de Zaragoza donde se encontraran dos jugadores. Pero es cierto que normalmente, por comodidad, se centraba en la zona de copas conocida como "El Rollo". En ella había varios bares en los que salíamos de manera habitual y se convirtieron en escenarios improvisados de juego. "El teatro de las Ánimas" era un garito de ambiente gótico siniestro con un pequeño escenario para actuaciones, cortinas rojas, candelabros, gabardinas, pantalones de cuero y muchas hebillas metálicas. Si piensas en un Elíseo regentado por el clan Toreador, Lasombra o Ventrue y te abrazas a los clichés, te viene automáticamente a la cabeza "El Teatro de las Ánimas". Al ser un bar de un tamaño considerable y que el volumen de la música permitía la conversación, se quedó el título de Elíseo.
Pero había otros bares que al ser los que normalmente frecuentábamos también tuvieron su importancia. La mítica sala Devizio, Las Jarras, El Espejo de John Daniels fueron algunos de los bares, entre muchos otros, porque como ya he dicho la zona de juego era prácticamente cualquier lugar con dos jugadores o dos jugadores y un director de juego".

Al poder jugar en cualquier sitio surge una pregunta obligada: si los jugadores iban caracterizados o no.

"Sí y no. La caracterización era voluntaria y cada uno la trabajaba más o menos según su apetencia. Pero por otra parte era bastante común elegir tu clan según tus gustos personales, así pues si alguien era metalero y elegía el clan Brujah probablemente iba con la caracterización puesta de base".

 



También me ha sorprendido mucho que se aprovechara para jugar la partida mientras estabas de marcha:

"Se jugaba viernes y sábado, pero el sábado era el día de más afluencia de jugadores; los viernes normalmente la mayoría éramos los habituales que no se perdían una.

El horario no era fijo, la gente se iba incorporando según llegaban. Pero más o menos el horario era desde el atardecer hasta que el cuerpo aguantara, porque en realidad más que una partida de rol en vivo era un “aprovechando que nos juntamos muchos para salir de copas, jugamos la partida”.

De hecho, no había una trama orquestada por los Narradores desde el principio:

"No había una crónica escrita, planeada y guiada, era más bien una partida en la que se presentaba una situación general de fondo y eran los personajes, con sus trasfondo e intereses, los que hacían avanzar la crónica. Si bien había un rumor de un antiguo recién llegado a la ciudad (o quizás se había despertado recientemente, no recuerdo bien) en realidad la partida consistía prácticamente en la convivencia entre clanes y sus maquinaciones políticas.

Los clanes se simplificaron únicamente a Camarilla para poder manejar la partida de manera más sencilla, había que organizar mínimamente a un gran volumen de gente y el no tener dos bandos claramente enfrentados resultaba más sencillo. Aunque la razón para hacerlo así era que mucha gente tenía una idea un poco confusa de cómo interpretar a los Sabbat e iba a ser un problema para el normal desarrollo de la partida y sus confabulaciones, por lo que esos personajes que son un poco más fuera de lo común se daban con cuentagotas y a gente que los directores de juego sabían que no iban a liarla para mal".

De hecho, los Narradores no eran de un club de rol específico:

"No lo organizó ningún club en concreto, en esa época todos estaban en uno o varios clubes, todos montaban o participaban en jornadas, y todos nos conocíamos entre nosotros. Cuando surgió la idea de montar la partida unos pocos se echaron a la espalda la tarea de director de juego, gente que ya llevaba una buena trayectoria de dirigir partidas de mesa y roles en vivo".

Mario recuerda también que, como el número de jugadores fue aumentando, llegó un momento en el que, a veces, no conocías a todos los jugadores, por lo que se pensó diseñar unos pines para poder identificar a los jugadores del resto de personas que estaban de marcha. Más que nada, para no increpar a nadie ajeno a la partida y que te tomase por un loco 😅

 


 

La verdad, con el ambiente nocturno que había en Zaragoza en esa época, participar en esta crónica de rol en vivo tuvo que ser una experiencia fascinante. Me imagino en los garitos, un sábado por la noche, con gente ajena a la partida, y uno negociando allí un pacto o tregua con un clan rival. Más tarde, recorriendo las calles de Zaragoza, de madrugada ya, de vuelta a casa, y encontrarte en un callejón a tres rivales que no piensan respetar la tregua o te han traicionado...

¡Jo! ¡La experiencia no pudo ser más inmersiva! 

En fin, si alguien que está leyendo esto participó en esta macropartida me gustaría conocer su experiencia.

Y si sabéis de otra crónica de rol en vivo de Vampiro de este estilo, en otra ciudad, también me gustaría conocerla.


9 comentarios:

  1. Hola,
    Por esas fechas en Cáceres también se jugaba al rol en vivo Vampiro la mascarada. Se hacía en el casco antigüo (todo muy medieval tipo juego de tronos) y las partidas eran los sábados. En este caso como no había bares por esa zona, era jugar al rol esa noche o irte de fiesta por lo que si no recuerdo mal se hacía 1 vez al mes porque los botellones en la plaza mayor eran apoteósicos. En mi caso me desplaza desde otra ciudad de vez en cuando para poder jugar. El reglamento que se usaba era el de mesa pero para la tirada de dados se usaba la opción de número aletorio de la calculadora y ver que salía.
    Se que otros años más tarde, las partidas cambiaron a Vampiro edad oscura tambien en el casco antigüo pero nunca participe.
    Y ya como curiosidad. Organicé una (y única) partida de rol en vivo en Plasencia para unas 8 personas con el reglamento de Teatro de la mente. Pero fue un fracaso porque se hizo en Navidad y hacía un frio del carajo, por lo que la gente se acabo juntando junto en uel único bar cercano para estar caliente y hablar de sus cosas.
    Saludos,
    Blas

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    1. ¡Buah! Estuve en el casco antiguo de Cáceres por la noche, hace unos años, y es bestial. Parecía que estábamos en el siglo XVII: precioso.

      Jugar allí un rol en vivo ambientado en el siglo de oro tiene que ser una maravilla.

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  2. Que recuerdos me trae este artículo.

    Yo nunca jugué esa crónica porque Vampiro no era mi rollo, pero si que me juntaba con varios participantes y fui un montón de veces al Teatro de las Ánimas mientras estaban jugando, que además, el dueño, Carlos, es super majo.

    Me suena que los que jugaban a Hombre Lobo tambien jugaban una crónica en paralelo en el Parque Grande y que dado el momento se unieron ambas crónicas, pero me suena que terminó mal porque se tomo como un enfrentamiento, lo que decías de Sabath Vs Camarilla, y su presencia creo que fue breve.

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    1. Claro, me imagino que entre hombres lobo y vampiros sería muy difícil forjar alianzas y, en cambio, los encuentros eran más propensos que terminaran en un combate a muerte.

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    2. Me suena que los vampiros hicieron piña y barrieron a los hombres lobo, por razones que desconozco.

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  3. Mi yo de 16-17 años por entonces habría flipado muchísimo con una partida así y de Vampiro además. Aun tardaría un año o dos en caer en mis manos el reglamento de Vampiro: La Mascarada, que devoré en una tarde y me voló la cabeza.
    Y lo del casco antiguo de Cáceres, totalmente cierto, impresionante...

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    1. Yo habría flipado también y más cuando la cosa creció y no conocías ya a todos los jugadores nuevos...

      Estar en uno de esos bares, El Teatro de las Ánimas por ejemplo, y no saber si la persona que lleva un rato mirándote es jugador o no...

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  4. Yo estuve en algo de Zaragoza Nocturna pero lo hacían en la puerta del Campus allá por el 98-99 así que no sé si fue una secuela, un spinoff o qué. Sólo fui una noche de invitado.
    Conozco y he salido de marcha por todos los garitos mencionados.

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  5. Yo jugué las primeras partidas en vivo, cuando solo se jugaba en El teatro de las Ánimas. Recuerdo llegar allí un día disfrazado de mendigo y nadie me reconocía, y creo que creé al Príncipe de la ciudad, un Ventrue llamado Malik si no recuerdo mal que interpretaba mi amigo Dani. No sé si luego evolucionó a mejor, pero la partida era un caos total donde cada uno iba a lo suyo, pero desde luego era divertido ver las pintas y como se flipaba la gente. Me imagino que para los muy de Vampiro, que serían los que luego seguirían jugando les gustaría más, pero nosotros acabamos jugando por la noche a Ravenloft en mesa en vez de a rol en vivo. Pero no son malos recuerdos, no, y el ambiente nocturno era estupendo, las cosas como son.

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