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lunes, 5 de noviembre de 2018

Los juegos de rol son "pa mataos"

La reflexión que da título a esta entrada no es mía, evidentemente, sino de un alumno. Y es esta una opinión que podrían compartir más adolescentes actualmente. 

Es por eso que me he decidido a escribir, para saber qué piensa usted, querido lector. Sobre todo me interesa saber si esta impresión se da hoy en día entre más adolescentes (y mi centro no es un caso aislado) y si se dio en nuestra época.

Imagen de knackeredocelot.


La semana pasada escribía una entrada donde contaba cómo había iniciado a varios alumnos-adolescentes a los juegos de rol (enlace). Y aunque estos alumnos quedaron encantados, no fue un camino de rosas encontrar más jugadores.

Pero remontémonos un año atrás. Mismo instituto, una clase de 3º de ESO (lo que antiguamente equivalía a un 1º de BUP). Para tratar los textos expositivos, me llevo un texto donde se habla de los juegos de rol. Y alguien pica. Un alumno me llega a preguntar delante de toda la clase:

- Pero profe, ¿los juegos de rol cómo son?

Con una sonrisa en los labios, me dispongo a explicarlo pero entonces se me adelanta otro alumno y escupe:

- ¡Eso es a lo que juegan los frikis que van al CEULAJ!

Evidentemente, se estaba refiriendo a los aficionados  que asistimos a las jornadas Tierra de Nadie (el instituto se encuentra en Mollina).

Pero este alumno no utiliza la palabra "friki" como la usamos nosotros, sino con un sentido (y tono) totalmente despectivo.

Nosotros empleamos la palabra "friki" como un sinónimo de "aficionado", con un sentido cariñoso y entrañable: "el presupuesto friki de este mes se me ha acabado", "soy un friki de todo lo que tenga que ver con Cthulhu", "a Tolkien no lo metas aquí que yo soy muy friki...".

Como digo, este alumno utilizó el término de una forma despectiva, en el sentido de raros, mataos, anormales o chalaos.

Evidentemente, no me quedé callado, y comencé a defender y explicar de la mejor forma que pude.

Sin embargo, a medida que hablaba me di cuenta de que ya no iba a convencer a este alumno que se había interesado: estaba más pendiente del otro, más pendiente de que a él no lo viesen interesado en este tema. Vamos, que lo perdí.

Es preciso recordar que la adolescencia es una etapa muy dura en la vida del hombre (muchos especialistas opinan que es la más dura). Una de las mayores aspiraciones del adolescente es sentirse integrado en su grupo de iguales, esto es, en el grupo de alumnos y compañeros de su misma edad.

En este sentido, que te cataloguen de "raro" no ayuda para nada.

Y así volvemos a este año, cuando descubro a unos alumnos interesados en los juegos de rol. De inmediato me planteo organizar una partida para que prueben. Al principio hay muchos interesados (supongo que por perder clase), pero cuando ponemos el día y la hora (por la tarde, en horario no escolar) ya empiezan a caerse: "es que ese día tengo clases particulares", "es que ese día lo mismo tengo que ayudar a mi padre"...

Todos poniendo excusas, excepto los tres o cuatro que tenían interés previamente a que yo los descubriese. Rápidamente, me planteo invitar a más jugadores, alumnos de 3º y 4º que les gusta leer, que sé que les caigo bien (esto también es importante), y en definitiva, que sé que les puede gustar la experiencia. Entre estos alumnos también está el que el año pasado mostró curiosidad, pero para mi sorpresa, ninguno acepta.

Eso sí, casi todos preguntan quiénes vamos a jugar, y yo no se lo niego:

- Ya han confirmado fulanito y menganito...

Me da la impresión de que al escuchar ciertos nombres se echan para atrás, como si no quisiesen mezclarse con ellos.

Ciertamente, estos chicos que arden en deseos de probar los juegos de rol no son los más populares del instituto. Siendo fieles a la verdad, sé que muchos los consideran "raritos". ¿Qué por qué? No lo sé. ¿Porque les gusta leer? ¿Porque los han visto en los recreos lanzando dados raros mientras crean un personaje? ¿Porque no les atrae el fútbol? Ni idea.

El caso es que finalmente asisten los interesados (tres, y un cuarto que se quedó esperando en la puerta, el pobre) y no consigo animar a nadie que no estuviese ya atraído previamente.

Jugamos y quedan encantados. De todas formas les pregunto por salir de dudas porque no es la primera vez que alguien prueba y no le gusta. Y entonces me quedo pasmado cuando uno de ellos me dice:

- Profe, en realidad esto le gusta a TODO EL MUNDO, lo que pasa es que muchos no quieren jugar para que no les digan frikis

Y apostilla:

- Pero a mí me da igual que me digan friki. A mí esto me encanta.

Como he dicho, me quedé a cuadros. 

Pero me surgieron muchas dudas: ¿tienen los adolescentes de hoy en día la opinión de que los apasionados por los juegos de rol son solo unos frikis con los que no quieren mezclarse? ¿O esto se da solo en mi centro? ¿Ha sido siempre así?

Cuando yo era adolescente, en 1994, no nos tenían por "raritos" (al menos a mi grupo). En este sentido, me acuerdo de las palabras de Ricard Ibáñez a propósito del crimen del 94:
"Pasamos de ser una afición de intelectuales a ser una afición de raritos peligrosos. Ahora nos hemos quedado solo en raritos..."
No sé, ¿qué pensáis vosotros?

29 comentarios:

  1. Que a buenas horas te has dado cuenta. Vamos, no he conocido a nadie que me diga "es que el rol no me gusta", pero aficionarse a perder noches de sabado o tardes... Hay que ser de una pasta especial.

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  2. Gracias por comentar tu experiencia, que me sorprende.

    Mucho no puedo aportar ya que no tengo hijos. Solo que, como tú, conocí los juegos de rol en mi adolescencia y no recuerdo que se nos considerase unos mataos a los roleros; era una afición más.

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  3. Yo sí que he conocido a gente que no le gusta el rol, pero eso es otra conversación.

    Cuando yo iba al instituto (principios de los 2000) esa idea que estás comentando ya estaba totalmente instaurada. Eramos 'los raritos' por jugar a esto, y al final llega un momento en que te instalas cómodamente en ese nicho... Y no es nada bueno para tu vida. Con el tiempo salí de esa etiqueta (que aún muchos de mis amigos utilizan, pero el tono resulta diferente) y nunca he dejado de jugar a rol, pero siempre he hecho por normalizarlo y ver que es una afición más.

    Aunque no me gustan estas actitudes, las veo normales (no por buenas, si no porque pasan). Cual es el problema de base no lo tengo muy claro y cómo solucionarlo, menos.

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  4. Bueno, yo diría que siempre se nos ha visto por raros, en 1994, antes y después.
    Es más, yo he tenido jugadores que una vez superada la etapa joven se lo dejaron de la noche a la mañana porque "esos juegos raros son para niños". Y no hablo de jugadores ocasionales. Y eso si que me parece extraño, como habiendo jugado y disfrutado de los juegos de rol puedes dejarlos atrás sin un parpadeo.

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  5. Yo en mis inicios me sentí como en un hobby peligroso por la Concepción de los medios que tenían del rol, fuera de eso nada más.

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  6. En mi época de rolero de los 90 y en mi experiencia, también nos consideraban raritos, y más todavía porque íbamos a esas tiendas de comics y libros de rol. Y el principal motivo era casi el principal que ha destacado tu alumno, y que además no te alienabas con la mayoría que se iba al patio de los que ya fumaban o al parque a beber litronas de guays y a ligar.

    Hoy en día creo que está visto como algo más geek, pero los adolescentes están muy inmersos en las nuevas tecnologías y hay demasiados "influencers" que les predican otras cosas diferentes al rol, por eso creo que es también más difícil captarlos o que se interesen, y tienen un abanico muy ámplio de decisión.

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  7. Por mi parte solo puedo hablar de mi experiencia en mis inicios de los juegos de rol. Empecé bastante joven, contaba 11 años cuando asistí a mi primera partida (1995). Los crímenes del '94 aún estaban en el imaginario colectivo y eso era un problema. Recuerdo tener que esconder mi afición a padres y amigos, a los primeros porque los asociaban con asesinos y a los segundos porque te hacían la vida difícil.
    En conclusión, al menos por mi zona esa mala fama ha exisiexi siempre, y creo, que siempre estará en el recuerdo de casi todos.
    Puedo asegurar que crear un club de rol legal e inscrito como asociación juvenil nos costó mucho sudor y lágrimas, y eso que por entonces ya era el año 2000.
    En conclusión, comprendo la frustración de escuchar según qué cosas, pero creo que hay que seguir fomentando el rol como cultura, quizás así las cosas cambien.

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  8. Para la gran mayoría, es decir, para todos aquellos que no juegan a rol, somos raros, hasta para la mayoría que juega a otras cosas como juegos de cartas, juegos de mesa y wargames y que no juegan a rol, los roleros somos raros.

    Yo, siendo funcionario, soy el mas "raro" de todo mi curro, y hay algún rolero más, pero claro, no solo juego, también dirijo, eso ya es otro nivel de locura y encima tengo un club, por lo que estoy desquiciado XD

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  9. A ver, quedar en horario estraescolar con el profe tambien ayuda ¿eh? que ahque ahhi llo jodido no es jugar all rool, es hacer extraescolares por placer...

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  10. A mi lo que me sorprende es que te sorprenda :) Esa ha sido la actitud mayoritaria que he conocido desde que comencé a jugar, precísamente en 1994. Eso de la "afición para intelectuales" no lo conocieron ni los que me introdujeron en el hobbie, pero también te digo que, aunque así fuera, tampoco es que alguien intelectual fuese a ser tenido por popular en un instituto.

    Los roleros de mi círculo son todos de la escuela de ese alumno tuyo. Esa frase ("Pero a mí me da igual que me digan friki. A mí esto me encanta") la hemos dicho casi calcada en algún momento de nuestras vidas, probablemente varias veces. Y esa actitud es con lo que hay que quedarse. Como dice Turbiales hay que ser de una pasta especial. Por un lado, que te guste el rol, que es algo que pienso no es para todo el mundo, y por otro que estés dispuesto a no ceder ante la presión social, como cualquier otra persona interesada en alguna actividad fuera de lo habitual.

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    1. Completamente de acuerdo. Yo además, y por el mismo precio, era también Heavy... Y te sorprenderías de la cantidad de peña pue aunaba ambas aficiones.

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  11. Pues parece que vamos de vuelta al pasado.
    Cuando yo era un crío (80s)... nadie te llamaba "friki" con buenas intenciones. De hecho nadie en su sano juicio se auto-proclamaba "friki". Recuerdo la repetida frase de: "Yo no soy ningún friki, a mi me gustan los juegos de rol". El término "friki" era algo que siempre te ponían los demás.
    Fue poco a poco que se desarrolló el orgullo friki y finalmente ahora es algo que incluso te otorga cierto caché. La frase hoy día es "yo soy friki", algo totalmente impensable en el pasado.
    Me resulta extraño que aún se pueda usar este término como insulto, cuando en realidad hoy está asociado a cosas chulas y molonas y lo usa todo el mundo como identidad asociada al culto a comics, pelis, mangas o animes, juegos (de todo tipo), etc... Supongo que sigue siendo parte del doble sentido que tiene porque en español un friki puede ser un "nerd" o un "geek".
    A veces pienso que las nuevas generaciones van hacia atrás.

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  12. Por desgracia, la percepción social de los juegos de rol sigue teniendo una desviación negativa y aunque hemos avanzado bastante en la normalización, aún pervive.

    Te dejo un par de artículos al respecto (son de hace unos años): http://dragonslairrpg.blogspot.com/2017/05/rol-desviacion-normalidad-y-visibilidad.html#more
    http://dragonslairrpg.blogspot.com/2017/05/saliendo-del-dungeon.html

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  13. Otro que "se sorprende de que te sorprenda". Suscribo lo opinado aquí por Ben Rigel, por Jess y sobre todo por Gica Sabinescu.

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  14. El estigma de rarito se ha llevado siempre y se lleva en la actualidad. Una vez nos ocurrió una cosa curiosa. Estando en COU, hubo una temporada que un grupo de amigos decidimos no salir y pasar las noches de los viernes y los sábados jugando al Third Reich, con sesiones que se solían ir hasta las seis o las siete de la mañana. Un día uno de mis amigos al llegar a su casa se encontró con su padre despierto que le dijo,con cara de preocupación, que le preocupaba más que estuviese hasta las tantas de la mañana jugando a "juegos raros" que de fiesta.

    Esta afición ha sido vista siempre como de gente rarita, por eso a mí la palabra friki no me gusta porque tiene a mi entender un sentido peyorativo. Puede que entre los aficionados de la subcultura o cultura no mainstream no, pero para la mayoría de la gente sí.
    Personalmente no voy haciendo proselitismo ni pregonando a los cuatro vientos si juego a rol o no, tampoco me escondo si alguien saca el tema.
    Muchas veces parece que tenemos que justificarnos y proclamar al mundo las bondades del rol. Yo lo entiendo como una afición, de la que si alguien me pregunta o se interesa, le explico, pero nunca trato de captar nuevos fieles.

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  15. A principios de los 90 en Oviedo al menos, no había rechazo por parte del resto de adolescentes. Como ya han dicho por ahí, era una afición más. Todos nuestros amigos de fuera del rol llegaron a jugar alguna partida sin mayores suspicacias. Desde el mundo adulto ya era otra cosa, sobre todo en la época del asesino del rol. No nos dejaban jugar en los centros sociales donde si había abueletes jugando al tute a gritos. Pero jugabamos en la calle si hacia falta y nunca nos sentimos particularmente raritos.

    Respecto a nuestra época si que es distinto que digan que esto del rol gusta a todo el mundo en realidad, y me parece algo positivo. Ahora todos los adolescentes tienen referencias de los videojuegos; nosotros llegabamos todos desde la literatura fantástica y de ciencia ficción, así que la población candidata era mucho menor.

    La etiqueta friki a mi nunca me ha gustado, se utiliza desde fuera para despreciar a una comunidad de personas, y desde dentro para mantener a gente fuera de esa comunidad. Lo que si era un factor entonces y pueda serlo ahora también es que el rol sigue siendo una afición literaria; hay que leer, escribir, narrar, imaginar, y si eso en mi época era de empollones, no se ahora como será.

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  16. YO creo que esto ha sido siempre así, yo tenía 8 años en 1990 y si, eras el rarito si preferiorías leer y jugar al rol aunque es verdad que yo tuve la suerte de que con la gente de mis clases eso no era malo (vamos que no te pegaban ni te hacían bullyng y te seguían invitando a movidas a las que sabían que casi siempre dirías que no)

    Y, claro que en tu grupo no te llamaban friki ni te dejaban de lado... porque ellos eran igual o más frikis que tú.

    Recuerdo al principio del instituto que había compañeros que hasta preguntaban que "por qué eramos frikis".

    No sé yo tengo la percepción de que en el tema de como se ven los juegos de rol la cosa no ha cambiado demasiado

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  17. Me sumo al "me sorprende que te sorprenda". Tal como lo veo esas edades son muy críticas dado que la pertenencia al grupo es muy importante y las jerarquías sociales son importantes. Normalmente valores como ser "mayor" ayudan mucho (que paradójicamente se asocian a beber alcohol, fumar y "reproducirse"; mientras que comer verduras no se estila). Otros "frikismos" se han normalizado, como el videojuego, pero no adoptado si excluyen otros valores.

    Vamos, que siempre hemos sido minoritarios como para pretender que seamos algo común. De hecho es una afición que por sus características solo puede seguirse si eres muy fiel y el público "casual" es reducido.

    Pero ojo, que los roleros no nos libramos de las jerarquías. El elitismo rolero también es muy propio de una adolescencia que quiera justificar porque se tiene razón y los demás están equivocados (eso de cada uno haga con su vida lo que quiera tampoco se estila demasiado, vaya).

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  18. Yo también crecí en Oviedo en los 90 y nunca me sentí excluido ni nada de eso por jugar a rol. Si que es cierto que después del episodio del asesino del rol hubo gente que me preguntaba por ello y tal, pero con más curiosidad que otra cosa. Lo que aprendí en mi vida de rolero y de darle la turra a la gente para que juegue es que hay a gente que potencialmente le gusta jugar a rol y hay otra mucha que no le gusta. Por eso cuando conozco a alguien que muestra interés siempre le invito a jugar

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  19. Bueno, yo diría que la inmensa mayoría de mis alumnos ni siquiera saben lo que son, así que no tienen ninguna percepción. Pero no es nada nuevo. En mi insti nadie los conocía ni jugaba, y yo porque tenía a mi hermano mayor y sus colegas, que si no igual estaba igual.
    El tema es que los chavales etiquetan como de "raritos" cualquier cosa que no sea lo predominante, y en ese sentido el rol juega en la misma liga que tocar el saxofón, ser heavy, coleccionar figuras de Star Wars o ser el "empollón" de la clase. Generalmente son aficiones que suelen calar entre gente más introvertida, que no eran "populares" antes. Consigue que juegue un alumno popular (como eran mi hermano y sus amigos) y la percepción cambiará.
    De todas formas, en alumnos más mayores sí me he encontrado una percepción más positiva de mano de lo otaku. En ocasiones me he encontrado algún grupo bastante apreciado por el resto de la clase que practican cierto estilo de rol (básicamente jugar como un personaje en un foro especializado) y que no es percibido como algo negativo por el resto. Con eso no quiero decir que el resto se mueran por jugar (de hecho, no comparto lo dicho por tu alumno, creo que a la mayoría no les gustaría jugar porque son muy visuales y la imaginación está bastante atascasa en la mayoría), pero no lo perciben como nada malo, si acado como una rareza interesante.

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  20. Estaría bien preguntarle a los chavales si creen que jugar al rol y frikismos varios merman sus posibilidades de ligar, igual veríamos que hay cosas que pensábamos superadas y no lo estan.

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  21. Yo también soy profesor y aficionado al rol desde bien pequeño, desde antes de entrar al instituto. Empecé 1º de ESO en 1998, así que el instituto me pilló hasta principios de los 2000, y sí, es verdad que el rol se consideraba una afición de gente rara. Fíjate que nunca dejamos de tener esta percepción durante la adolescencia incluso aunque precisamente los que jugábamos en mi grupo estábamos perfectamente integrados, teníamos muchos amigos, novias, hacíamos deporte y nadie nos excluía, ni mucho menos, de los eventos sociales, las fiestas y demás. De hecho, las caras de sorpresa y las expresiones torcidas de incredulidad de muchos compañeros cuando sabían de nuestra afición reforzaban la evidencia de que el estereotipo del rolero es el niño marginado, con pocos amigos, y por ello en nuestro caso nos veíamos más bien como una excepción en lugar de tomarnos como regla. Por otra parte, el no estar en esa situación de aislamiento social permitió que acercáramos el rol a profanos y que cambiaran su perspectiva sobre él. Aún recuerdo cómo en primero de Bachillerato me inventé un sistema de batallas de gladiadores con desarrollo mecánico de personajes para jugar en clase, cómo se volcó toda la clase con él, algunas niñas incluidas, y cómo nos quedábamos recreos enteros haciendo competiciones en las que participaban algunos compañeros que, de otra manera, nunca se hubieran atrevido a acercarse a un juego así por las connotaciones negativas que arrastraba. Algunos de estos amigos se convirtieron en jugadores indispensables en mi mesa.

    El término “friki” se ha puesto en valor desde entonces y hay quien hace bandera de él. Tenemos que dar la bienvenida a esto cuando es sinónimo de poner en valor la afición al rol, a los juegos de mesa y demás. Tú como profesor sabes mejor que nadie, como bien explicas, la tremenda influencia que los muchachos con mayor liderazgo, o a veces simplemente los más arrojados, tienen en el resto; la adolescencia es la etapa de la vida donde más sensibilidad se tiene ante las expectativas y los pareceres de los demás sobre uno mismo. Por eso, la mejor estrategia para “ganarse” a una clase y que tu parecer cale entre los alumnos es siempre ganarse previamente a esos alumnos. Ellos son generadores de corrientes de opinión, y si el propio parecer del profesor hace mella en ellos, actúan como amplificadores de ese parecer; y esto pasa así independientemente de lo buenos o malos que sean académicamente. Alcanzando una dinámica de autoridad de este tipo es más fácil adoptar una estrategia para que se deje de ver al “friki” como un marginado: si, en lugar de dar una explicación abstracta sobre que un “friki”, como cualquier otra persona, es respetable, el discurso de profesor parte estratégicamente de la asunción de la palabra como algo bueno, y además se muestra “sorprendido” (siempre dentro de la estrategia) de que haya alguien que lo considere negativamente; si se comienza a construir a partir de ahí el alumno líder que lo usa como un insulto queda inerme. En lugar de encontrarse con la aceptación de lo que dice o la confrontación directa se encuentra con que alguien cuyas opiniones respeta y tiene más experiencia da muestras de tener una perspectiva diametralmente opuesta, como si fuera casi impensable para el profesor que de verdad alguien pudiera ofenderse por un calificativo que expresa algo bueno.

    Esto nos lleva al tema más general relacionado con las dinámicas de relación entre el profesor y la clase, que es extenso y complicado. Es difícil llegar a ese equilibrio en que uno mantiene una autoridad sobre un grupo y, además, se convierte en una figura de referencia para los líderes del grupo sin dejar de proteger a todo el conjunto, con especial atención en los más débiles. Baste decir que, sin esa aceptación general del grupo, es difícil que un número significativo de alumnos tome en consideración algo que el profesor exprese que vaya más allá de la materia de la que tienen que dar cuenta en trabajos o exámenes.

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  22. Coincido con los que opinan que no deja de ser una afición minoritaria. Por otro lado, entre las películas de la Marvel, Harry Potter, Star Wars, el Señor de los Anillos, etc., pues por lo menos el tema general (la fantasía y la ciencia ficción) ya no es algo tan poco conocido.

    Pero claro, cuando eres adolescente lo que quieres es encajar en el grupo. Y cualquier cosa que se salga de la norma es marginable. Olé en cualquier caso por el chaval que dice que se la suda que al resto le dé vergüenza, que a él le mola y va a jugar. Ese no es un borrego.

    Yo empecé a jugar al rol con 14 años y coincidió el empezar a jugar con empezar a ir al instituto y, aunque era un negado para los deportes y el clásico empollón... también estaba muy bien integrado con el resto de la gente de la clase, así que no noté en modo alguno la marginación.

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  23. Bueno, pues por lo que se ve, tanto en estos comentarios como en los que se han dejado en Facebook, Twitter y Google +, hay disparidad de opiniones y no se puede generalizar, tanto en la actualidad como cuando hablamos de hace veinte años.

    En cuanto a mi sorpresa, esta se debe a la mezcla de sinceridad e ingenuidad que manifiesta el último alumno. Ingenuidad porque cree (como yo creí en su momento) que este tipo de juegos le encanta a todo el que lo pruebe, cosa que por experiencia sabemos que luego no es así. Y sinceridad porque se autodenomina friki sabiendo que es un término que emplean los otros alumnos con un sentido negativo, pero le da igual.

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  24. Hola a todos,

    Coincido con muchos de los comentarios vertidos por los compañeros, los juegos de rol siempre han sido una afición minoritaria.
    En la época en la que yo jugaba, 1998, en mi zona tambien teníamos la etiqueta de raritos, aunque en mayor o menor medida si tenías alguna otra aficion más mundana.

    Ejemplos :

    Rolero futbolero = medio-rarito
    Rolero mangaka = rarito
    Rolero cosplayer = rarito de cojones

    Y así con infinidad de combinaciones...en resumen ser rolero no te encajonaba en la categoría de rarito pero te daba muchos px....

    Saludos.

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  25. "Una de las mayores aspiraciones del adolescente es sentirse integrado en su grupo de iguales, esto es, en el grupo de alumnos y compañeros de su misma edad."

    Afortunadamente, tengo un Transtorno del Espectro Autista. Gracias al cual estas chorradas me traían sin cuidado. Mi mayor aspiración en el Instituto hubiera sido romperme una pierna. Así me habría podido saltar las odiosas clases de educación física. Pero no.

    Para jugar a "rol" hay que ser un Einstein o un matado. Desgraciadamente, todavía no es apto para personas normales. El escalón de entrada es demasiado elevado. Pero para ello hay que cambiar el juego y no a las personas. Como las cartas coleccionables, que *sí* han coseguido normalizarse con éxito en el patio del colegio.

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    1. Es curioso, pero el otro día hablando con mi hermano empezamos a recordar la gente que empezó a jugar a Magic en Lucena en el 95 sin haber pasado antes por los juegos de rol. Algunos de ellos conocidos nuestros, que nunca habían mostrado interés por los juegos de rol.

      Esto viene a cuenta del último comentario de Anonimous, en el sentido de que en esa época, y en nuestra ciudad, el "escalón de entrada" de Magic era más accesible que el de los juegos de rol.

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    2. (1) Las cartas coleccionables han trascendido el círculo friki y se han infiltrado en la cultura infantil, al lado de los cromos tradicionales de toda la vida.

      Tengo un sobrino de 11 años que no hace mucho en la escuela jugaba a las cartas de "Gormiti", usando un sistema de reglas no más sofisticado que el tres el raya. Y en otros tiempos, su primo-que-ahora-va-al-instituto jugaba a las cartas de "Pokémon" sin siquiera conocer el reglamento oficial. No hacía uso de las cartas de energía, lo cual equivale a jugar a Magic sin saber para qué son las tierras ¡y le daba igual! :)

      (2) Los juegos "de rol", mientras tanto, siguen estando escritos por frikis para otros frikis. "El Susurro de Yuggoth", he llegado a leer, "es un juego sencillo de no más de 200 páginas, muy apropiado para principiantes." ¡Dile esto a una persona corriente y pensará que te falta un hervor! "Pero el sistema de reglas propiamente solamente ocupa 60 páginas de nada." Para el público en general, leer seis puñeteras páginas de reglas ya es un palo seco ¡no te digo ya 60! Luego nos quejaremos de que nos digan mataos...

      Si quieres un juego de culto, haz reglas para una élite. Si quieres un juego de masas, haz reglas aptas para las masas.

      (3) Confesión: he copiado el término "escalón de entrada" de una columna de un tal Mark Rosewater, diseñador en jefe de Magic. La columna se titula "Diez cosas que cada juego necesita". Como cabe esperar de una web empresarial, mayormente contiene autobombo y platillo (podría titularse "10 trucos para a vender Magic") ¡por eso no voy a hacerle spam! Sin embargo reconoce que "Aprender [a jugar a Magic] es difícil e intimidante a la vez. La barrera a la entrada es probablemente la mayor debilidad de Magic".

      Tengo en el tintero un artículo sobre "10 escalones para entrar a D&D" que empezaré a escribir algún día (en cuanto acabe los "101 escalones antes de un artículo"). La dificultad de las reglas sería uno de los escalones, aunque no el más importante.

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    3. Voy a contar una anécdota que supone otro escalón de entrada, para cualquier afición, aunque ahora mismo no sé cómo designarlo.

      Yo jugué a Magic de 1995 a 1999 aproximadamente y, en su día, participé en los distintos torneos locales. Ni que decir tiene que, en ese momento, me sentía en ellos como pez en el agua.

      El caso es que hace unas semanas tuve la oportunidad de asistir a un torneo profesional en Sevilla y, después de tantos años, me encontraba incómodo. No sé cómo explicarlo, allí todo el mundo iba a lo suyo: unos jugaban, otros compraban, etc. Cuando me dirigí a un organizador me dio la sensación de que él me trataba como si yo fuese un experto que ya conocía todo eso, y nada más lejos de la realidad.

      Creo que cuando alguien no conoce los juegos de rol y se pasa por unas jornadas le pasa lo mismo. Se ve abrumado y se va.

      Hace unos años, por ejemplo, vi una pareja en unas jornadas de rol que daba la impresión de que eran nuevos. Miraban muy extrañados, leían los carteles pero no se acercaban a preguntar a nadie. Al final se fueron.

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