Hace unos días, un rolero de Burgos llamado Jorge Palacios me enviaba un correo preguntándome si por casualidad tenía escaneado el catálogo de JOC Internacional que acababa de reseñar hace poco.
Aviso ya que, aunque no lo tengo, Jorge y yo estamos trabajando para que pronto pueda descargárselo todo el que le interese.
Pero no es este el motivo de la presente entrada. El caso es que ya nos pusimos a hablar de JOC Internacional y Jorge me contó una historia que, seguramente, todos hemos soñado con protagonizar algún día.
Lejos de la anécdota, la historia tiene interés para la Historia del Rol en nuestro país, y es que nos ofrece un caso concreto de los muchos que hubo y tiene que haber todavía. Pero no me enrollo más, os dejo ya con las palabras de Jorge Palacios:
En mayo de 2017 empecé a buscar, sin mucha fe, algún libro de Joc Internacional por las librerías antiguas de Burgos. Y tuve la fortuna de iniciar la búsqueda en “Hijos de Santiago Rodríguez”, donde habíamos adquirido en nuestra adolescencia (y a veces de manera nada legal) varios libros de rol de los de entonces.
Una dependienta de la librería buscó en la base de datos, informándome que no guardaba libros tan antiguos pero que iba a consultar por teléfono a Utopos Libros SL, la distribuidora, aún abierta, de Joc Internacional en Burgos.
¡¡¡Premio!!! Sí, aún conservaban un pequeño stock de material rolero de los noventa. Sí, abrían al público hasta las 15:00 h. Y sí, vendían a particulares.
La dependienta me proporcionó entonces el teléfono y la dirección de la distribuidora. Y así, reviviendo entonces la misma emoción adolescente de comprar libros de Joc, me presenté a los pocos días en el almacén, poco antes del cierre de su jornada laboral.