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martes, 14 de marzo de 2023

Entrevista a Mer Flores, "profa de Lengua"

En los últimos años se ven cada vez más mujeres jugando a rol. Mer Flores es un claro ejemplo. Como quien dice, acaba de descubrir los juegos de rol, pero ya es una firme divulgadora de esta afición. Juega, dirige y está introduciendo los juegos de rol en las aulas. De todo esto y otras cosas más vamos a hablar hoy. Empezamos.

 


 

- Mer, bienvenida a Rol de los 90.

Sé que suena a frase hecha, pero te aseguro que es todo un honor estar aquí.


- Empecemos por el principio. Tengo entendido que llevas jugando a rol desde hace unos cinco o seis años, pero habías oído hablar de ellos desde hace mucho. ¿Qué pasó para que no los hayas probado hasta hace poco?

En resumen, pasó que era una chica de cole de monjas que creció en los 90, jajaja.

Descubrí el rol una tarde de verano, en que ví a unos adolescentes jugando en los soportales de mi urbanización. Claro, yo no sabía que eso se llamaba rol, parecía algún tipo de juego de mesa pero estaban todos emocionados contando una historia. Les pregunté, pero me dijeron que era demasiado pequeña y no insistí.

Después me enteré de que se llamaba rol porque lo vi en la tele: eran los tiempos del crimen del rol, y hablar de ese juego era tabú. Nadie en mi entorno jugaba. Me miraban mal si preguntaba. En mi juventud hice varios intentos: el club de rol de la uni donde solo había chicos que me miraron de tal forma que me quitaron las ganas, una amiga, un foro… Nunca logré jugar una partida, por unas cosas o por otras.

Llegué a asumir que nunca iba a jugar, porque seguía sin conocer a gente “normal” que jugara, y me imaginaba que los adultos normales no roleaban. Por suerte, nunca es tarde: jugué mi primera partida a los 37 años y no fue como esperaba, ¡fue mejor! Ahora he hecho amistades en el mundo rolero y no me faltan oportunidades para jugar.


- Siempre se ha dicho que el rol ha sido una forma de ocio que la practican muchas menos mujeres que hombres. En los últimos años, sin embargo, se ven cada vez más mujeres, y no solo ya jugadoras, sino incluso autoras y hasta editoras. Según tu experiencia, ¿en qué aspectos crees que todavía hay trabajo por hacer?

A mí me alegra mucho que se esté abriendo más el mundillo del rol porque en mi juventud yo desistí varias veces de entrar en clubs de rol porque me sentí acosada por sus integrantes, todos chicos. Por suerte, ese tipo de situaciones, aunque se siguen viviendo, son menos frecuentes hoy en día.

Creo que hay que mejorar algunos aspectos: por un lado, popularizar las herramientas de seguridad en todas las mesas. Veo que hay quien considera que eres “menos rolero” si las usas, pero creo que es necesario. He escuchado a muchas mujeres quejarse de situaciones en mesa que se habrían solventado fácilmente gracias a estas herramientas.

Por otra parte, creo que es necesario eliminar prejuicios en el rol, y dejar de tratarnos a las mujeres roleras como si fuésemos unicornios. No te imaginas la de veces que me han preguntado cómo es eso de ser mujer feminista y directora de Aquelarre. Yo, la verdad, no veo cuál es el problema. Pero es cierto que es un juego donde la inmensa mayoría de narradores y jugadores son hombres. Espero que eso vaya cambiando poco a poco.


- ¿Qué es lo que más te ha gustado de los juegos de rol?

El rol es un punto intermedio entre dos de mis grandes aficiones: la literatura y los juegos de mesa, pero sobre todo lo que más me cautiva es lo inmersiva que es la experiencia, la intensidad con la que experimentas la aventura. Por eso supe desde el primer momento que lo usaría en clase. Lo que experimentas en primera persona no lo olvidas. Quería eso para mi alumnado.


- Creo que Aquelarre es uno de tus juegos de rol favoritos. ¿Qué te ha interesado de él?

Sobre todo la ambientación. Soy una enamorada de la literatura, y especialmente de las leyendas tradicionales. ¡Mi tesis doctoral se basó en una versión teatral de una leyenda medieval! Cuando descubrí que había un juego de rol ambientado en la Edad Media, aparentemente realista, pero en un mundo donde todas esas leyendas y supersticiones que eran tan reales para el pueblo realmente existen. Fue amor a primera vista: como no encontraba a nadie que dirigiera ese juego, en menos de un mes me compré el manual y en dos estaba dirigiendo mi primera partida.

 



- ¿Qué otros juegos de rol te han llamado la atención y por qué motivo?

Pues la verdad es que he picoteado mucho como jugadora, y he disfrutado muchos juegos: Star Wars D6, Al filo del Imperio, Esoterroristas, Vampiro, Pulp Cthulhu, Everywhen, D&D, Swords of the Serpentine... Como narradora, me ha llamado mucho la atención The Troubleshooters, otro BRP, que voy a empezar a dirigir en el club de rol que acabo de fundar en el instituto. La ambientación pulp inspirada en los cómics de Tintin o Spirou y Fantasio me parece muy fresca. También me apetece probar Raven, tengo el manual y quiero leérmelo cuando acabe el curso.


- No solo te has puesto a jugar, sino que también has dado el paso de dirigir. ¿Cómo ha sido tu experiencia?

La verdad es que ha sido duro, porque tenía que aprender a dirigir un juego que no había jugado nunca y el sistema de reglas no siempre se interioriza enseguida, pero también ha sido muy satisfactorio. Tenía la motivación extra de que quería dirigir rol en clase, y para eso quería tener “tablas”. Mi mejor decisión fue animarme a dirigir una campaña (Ultima Necat, publicada en Decamerón): está siendo todo un curso acelerado. Creo que estoy creciendo mucho como directora de juego. Aunque esto es un aprendizaje que no acaba nunca.


- Además, has dirigido también partidas a niños y en clase. Si no me equivoco, con Científicos. ¿Qué tal te ha ido con Científicos? ¿Has probado otros juegos de rol pensados para jugar con niños?

Dirijo mucho rol en casa, porque tengo dos hijas y nos gusta inculcarles esta afición. En casa hemos jugado a Pequeños detectives de monstruos, a Starport y a Científicos, y últimamente mi hija mayor se ha aficionado a Dragones y Mazmorras. Pero cuando le hablé a la profesora de mi hija mayor (3º de Primaria) sobre el rol como herramienta educativa, me invitó a dirigir una partida en su clase. Fue una experiencia muy bonita aunque agotadora, ¡los niños y niñas de Primaria son muy apasionados! Dirigí una aventura de las publicidad en el manual de Científicos, aunque la adapté bastante para poder desarrollarla cómodamente en dos sesiones de clase. ¡Y a la clase le encantó! Desde entonces soy muy popular a la salida del cole, jaja.

También he dirigido partidas de Aquelarre en el instituto con mi grupo de Diversificación (3º de ESO), y la experiencia ha sido igualmente intensa y pedagógicamente muy interesante. Tendrías que ver cuánto han aprendido sobre la Alta Edad Media solo en la primera partida. Además, me ha servido como excusa para trabajar un montón de competencias de mi asignatura y hacer otras actividades relacionadas con la partida que estábamos jugando. Jugaremos más. Este curso lo he programado para trabajar con ellos 100% con ABJ, con juegos de mesa y de rol. Y está siendo una experiencia muy motivadora.

 



- Recientemente has creado también un blog: Profa de Lengua. ¿Qué tipo de contenido podemos encontrar en él?

Básicamente he creado el blog para compartir experiencias docentes para las que los hilos de Twitter se me quedan un poco cortos. Por supuesto, uno de los temas más frecuentes es la práctica del ABJ de rol, pero no es el único.


- ¿Qué te llevó a interesarte por el ABJ (“Aprendizaje Basado en Juegos”)?

Siempre he sido muy aficionada a los juegos de mesa. Yo creo que era inevitable llevarme los juegos de mesa a clase, porque normalmente una tiende a mezclar pasiones. Todo empezó uno de mis primeros años, cuando usé un par de juegos de mesa en actividades puntuales. Funcionaron tan bien que empecé a hacerlo más. Yo ni siquiera sabía que eso se llamaba ABJ. Y claro, cuando llegaron a mi vida los juegos de rol era cuestión de tiempo que los incorporara a clase.


- ¿Qué habilidades crees que se pueden desarrollar a través del ABJ que no se pueden desarrollar mediante otros enfoques educativos?

No creo que haya habilidades que no se puedan desarrollar con otras metodologías. Elijo el ABJ en primer lugar porque a mí me apasionan los juegos, y en este sentido me resulta fácil emocionarme con este tipo de metodología. Cuando sientes pasión por lo que haces es más fácil que logres contagiar esa pasión al alumnado. Pero, además, en mi experiencia esta metodología resulta muy motivadora para toda la clase. No les suena a “deberes aburridos”, incluso cuando no están jugando y deben hacer redacciones o exposiciones sobre diversos temas, ven que no es un ejercicio escolar sino que tiene una utilidad. Practican las mismas competencias que con una metodología tradicional, pero se implican mucho más, se quejan menos, sus textos son más extensos (porque les gusta hablar de esos temas) y avanzan sin darse cuenta.

 



- Aunque eres profesora de Secundaria, has dirigido partidas a alumnos de Primaria. ¿Qué diferencias encuentras a la hora de aplicar el ABJ en Secundaria con respecto a Primaria?

La verdad es que esencialmente es lo mismo: un grupo numeroso que requiere ciertas adaptaciones respecto del rol tradicional (sobre todo simplificar el sistema y reducir las tiradas de dados). En ambos es muy importante lanzar bien el gancho de la historia para motivarlos. Pero aparte del tipo de historia y temas, no veo una gran diferencia.

 


 


- Hablemos ahora de un tema muy actual: el lenguaje inclusivo. Como profesora de Lengua y Literatura española, ¿se puede equilibrar el uso del lenguaje inclusivo con la enseñanza del español normativo?

Por supuesto, nuestro alumnado no es tonto. Puedes explicarles lo que indica la norma, pero también que hay personas que deciden voluntariamente transgredir esa norma. Eso, además, nos sirve para aprender cómo funciona el cambio lingüístico, diferencias entre un error involuntario y una transgresión voluntaria de la norma, qué opciones hay para hablar de forma inclusiva (con debate de cuáles nos convencen más y cuáles menos)... Luego les dices que pueden decidir qué hacer (incluido no usar lenguaje inclusivo), pero que en caso de que decidan usarlo han de tener cuidado con ciertas soluciones si hacen exámenes oficiales o documentos serios.


- ¿Hasta qué punto puede afectar el lenguaje inclusivo a la claridad y la comprensión del mensaje? Por otro lado, que no haya una única forma de redactar (alumnos y alumnas, alumnes, alumnxs, alumn@s), ¿no lo complica un poco más?

El lenguaje inclusivo también hay que aprender a usarlo. Si duplicamos todo el rato, como hacen los que intentan ridiculizar el lenguaje inclusivo, se produce incomunicación porque nos aburrimos y desconectamos. Pero si aprovechamos la riqueza de nuestro idioma intentando adoptar soluciones inclusivas, la claridad es la misma pero todo el mundo se siente incluido.

Respecto a la diversidad de soluciones, no creo que lo complique. La historia de nuestro idioma está llena de ejemplos similares: diversas variantes que van surgiendo entre hablantes de la lengua, hasta que finalmente una de esas variantes triunfa mientras las demás se van olvidando. Nunca ha sido un problema, y creo que si para algunas personas lo es ahora se trata más de una cuestión ideológica que de una cuestión lingüística.


- ¿Cómo crees que el lenguaje inclusivo puede ayudar a reducir la discriminación y la exclusión en la sociedad en general?

Siempre digo que lo que no se nombra no existe, y hay muchos experimentos documentados que demuestran que efectivamente el lenguaje no inclusivo induce una visión sexista de las realidades de las que hablamos. Se supone que el masculino es inclusivo, pero si digo “los médicos” la mayoría de los hablantes imaginan a hombres o una mayoría de hombres.

Nuestra forma de hablar influye en nuestra forma de pensar, no creo que se trate de una cuestión menor dentro de la construcción de una sociedad más abierta y plural.


- ¿Qué piensan tus alumnos del lenguaje inclusivo?

Pues es algo que les choca y les sorprende en principio. Ya te he contado cómo expongo el tema en clase, y al finalizar algunos lo adoptan y otros no. Para mí es importantísimo respetar siempre la libertad de cada hablante.


- Una última pregunta, también muy actual: ¿eres de las personas a las que les encanta tildar el adverbio solo y los pronombres demostrativos o al contrario?

Soy antitildista convencida.

Como lingüista, creo que esas tildes no tienen sentido: la Nueva Gramática de la Academia dictaminó que los demostrativos son siempre determinantes (a veces con omisión del núcleo), por lo tanto no existirían tales pronombres. En cuanto al adverbio solo y su correspondiente adjetivo, no cumplen con las condiciones para esa supuesta tilde diacrítica (escribirse igual, pertenecer a diferente categoría gramatical y oponerse por su diferente acentuación). Tanto solo como otros pares adjetivo-adverbio son tónicos en ambos casos, por lo que la tilde diacrítica no corresponde. En 2010 la RAE reconoció que había un error de criterio en esa palabra y por ello se rectificó.

Pero esa que acabo de exponer es mi opinión como lingüista. Tampoco creo que sea tan esencial la ortografía de una palabra, cuando hasta el siglo XVIII no había Real Academia y todo el mundo se entendía perfectamente (e incluso se escribían grandes obras maestras de la literatura). Es más una cuestión de cortesía, de facilitar la comunicación entre hablantes, pero no creo que una tilde deba generar tan gran polémica. Al fin y al cabo, no hay una policía de la lengua ni nada por el estilo.


- Ya sí: la última pregunta. Hace nada que has comenzado otra iniciativa, el llamado “club de rol del instituto”. ¿En qué consiste este proyecto y qué tal está yendo?

Pues se trata de eso, un club de rol a la hora del recreo, y me temo que me ha obligado a prescindir de mis descansos todos los días, porque he llenado el cupo máximo, con 4 grupos de 6 alumnos. Cada grupo tendrá un recreo a la semana en que jugaremos una partida de The Troubleshooters. Y, de hecho, empezamos con un gran éxito: como yo tengo guardia dos días a la semana y solo podía atender a 3 grupos (los otros 2 recreos tengo guardia), un alumno mío del curso pasado, que jugó conmigo a rol, se ha ofrecido a ayudarme con uno de los grupos, con mi supervisión.

Creo que es una iniciativa muy interesante, ya que trabajo en un barrio bastante deprimido y creo que es necesario enseñar al chavalerío nuevas opciones de ocio saludables. Empezamos la primera partida esta misma semana, pero auguro un gran éxito porque los alumnos y alumnas están impacientes y me preguntan cada vez que me ven por el instituto. ¡Hay lista de espera!

 



Mer, me ha encantado hablar contigo de todos estos temas. Espero que sigas disfrutando de los juegos de rol en general y de Aquelarre en particular (esa campaña del Rerum Demoni...). Y por supuesto, que te vaya tan bien introduciendo los juegos de rol en el aula como hasta ahora. 


13 comentarios:

  1. Pues me ha gustado mucho la entrevista. Me apunto el blog para seguirlo también.

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    1. Gracias, Chubasco. Me alegra mucho que te haya parecido interesante y por supuesto eres bienvenido en mi blog. 😊

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    2. Ya te agregué para leerlo. Mira cada vez estoy más contento que esta (y otras aficiones frikis que tengo) dejen de ser "un campo de nabos". Otras miradas, otras perspectivas de todo son enriquecedoras. No quiero ser como "Anónimo" y quedarme encerrado en mi propia estupidez...

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  2. Lástima haber incluido propaganda sobre el mal llamado lenguaje inclusivo en esta entrevista. Habéis perdido un lector.

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    1. Seguro que viene algún "Anónimo" a suplir tu ausencia...

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    2. Pues nada, ya cubro yo su vacante ;P

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  3. No habéis puesto ni una foto de gatitos. Habéis perdido un lector

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  4. Me ha gustado mucho, tanto la parte de rol, como la parte lingüística que me ha parecido muy bien argumentada.
    Firmado: Abu Bakr al-Dawla

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  5. Pues me siento identificado con Mer en cuanto que yo no jugué tampoco de jovencito por diferentes circunstancias que me hicieron apartar el rol durante muchos años, por ejemplo el maldito crimen del rol que hizo más daño de lo que muchos piensan

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  6. Oye, pues felicidades por haber perseverado en meterte en el mundillo y aún más por disfrutarlo. Los círculos roleros tienden a ser muy cerrados y a veces es más sencillo montártelo por tu cuenta.
    Me parece un puntazo lo de usar los juegos de rol en la enseñanza (admito que ni idea de cómo pero, oye,más atractivo que tomar apuntes lo parece). ¿Cómo es eso de dirigir a TODA UNA CLASE?
    "Vale, entráis los treinta y cinco en el Dungeon... en fila que si no, no cabéis... a ver, percepción.... uuuuh, vosotros quince caéis a una trampa de pozo... El último se salva porque cae en blando. Los otros veinte, tirad para dar de hostias a un pobre orco que estaba barriendo..."

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  7. Pero cuanto duran los recreos? una partida en 10 minutos (lo que duran en mi país) seguro que no.

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  8. Me apunto el blog y lo visitaré en cuanto pueda. Nunca es tarde para empezar a jugar al rol, esto es para todas las edades :).

    Lo que es una pena es que alguien tarde tanto en empezar a jugar porque sienta que no era bienvenida a un mundillo mayoritariamente masculino (y algo hostil). Por suerte, creo que es algo que ya está cambiando, como tantas otras cosas.

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